“Antes de cumplir los 50, me retiro” – GENTE Online
 

“Antes de cumplir los 50, me retiro”

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–¿Cómo? ¡No! –se sorprende Tinelli.
–concede resignada la productora de GENTE.
–¿En serio? –pregunta el bolivarense.
De verdad –vuelve a aceptar la chica de 28.
–¿Así que eras integrante de mi club de fans? –avanza él, aún asombrado.
Pedí que no te contaran. Me da vergüenza. Pasiones de adolescente. Yo tenía apenas 16 –intenta justificarse ella.
–¿Vergüenza? –continúa el conductor y productor.
Bueno. Tanta vergüenza no. Acabo de avisarles a mis amigas que venía a hacerte una nota. Me resulta fuerte este momento –enfatiza Estefanía Allende.
–… Resulta fuerte –interviene Gabriela Galaretto, la asistente personal de Marcelo–. Te lo digo yo, que por aquellos tiempos atendía personalmente a las fans del club.

Admitamos de entrada que nos parecía casual este encuentro previo a la producción fotográfica. También que el largo señor de vasto –vastísimo– cabello negro, algunas –muy pocas– canas y contadas –contadísimas– arrugas nos haya recibido antes en la sala de Directorio de Ideas del Sur, en el cuarto piso de Olleros 3551 (no le gusta mostrar su oficina), dentro de una remera rosa chicle que en su pecho lucía estampada la frase “Le freak c’est chic” (Lo freak es chic) y al lado de un vaso de Gatorade sabor pomelo: una clase de ropa y de bebida jamás visto en sus alrededores por este periodista, que lo ha entrevistado más de lo que recuerde. No obstante, ahora que estamos delante de la iMac desgrabando, editando y armando el texto de la entrevista, debemos reconocer que ni aquel encuentro con antiguas generaciones ni este presente a la moda son casuales. Al contrario, los dos delatan distintos momentos de su historia, forman parte de su historia, alimentan su historia, tanto como Marcelo Hugo Tinelli (45) forma parte de la historia de nuestra televisión.

–¿Qué sabe de Alejandro Magno?
–Alguna vez me aconsejaron leer Alexándros, escrito por Valerio Massimo Manfredi. Pero poco, que se trata de un gran conquistador, el mayor de la historia. ¿Por?

–Porque el último fin de semana alquilamos en casa Alexander, protagonizada por Colin Farrell, el DVD que narra la vida del conquistador, y, salvando las lógicas diferencias, encontramos en usted varias cosas de él.
–¿Era de San Lorenzo?

–Era un hábil estratega, que fue extendiendo su imperio y propagando su nombre hasta lugares jamás imaginados, tomando riesgos que podrían haberlo devorado. Como usted, que hace menos de un año abandonó la seguridad de encabezar un éxito en Telefe y apostó a un canal, el 9, que venía tercero. A la distancia, tras consolidar su conquista, ¿sintió que se jugaba la cabeza, o en realidad deseaba demostrarle a Telefe que no dependía de él?
–Nadie necesita demostrarle nada a nadie. Y no sé si me jugaba la cabeza. Sí, después de quince años, irme a Canal 9 era un reto. Los grandes momentos de mi carrera han sido aquellos en los que tomé riesgos. Para ganar hay que atreverse, atravesar temores y tenerse fe. No soy de los que les tiembla la mano a la hora de firmar un cambio. El 9 me confirmaba las horas de programación que me permitían sostener mi productora de quinientos empleados. Y no me equivoqué. Pero bueno, luego llegó lo de Clarín y tuve que resolver entre ser dueño de un canal o pertenecer a uno de los mayores grupos de comunicación de América, y...

–¿Y no le sabe a batalla perdida haber entregado, en el ínterin, parte de Ideas del Sur y media Radio del Plata?
–Más que perder algo, siento que gané mucho. Que Artear se interesara en los productos de Ideas… y en la compra de un treinta por ciento de ella, me sedujo. Significaba brindarle tranquilidad a mi gente y trabajar con quien hace tiempo sueño, Adrián Suar. Respecto a Del Plata, lo mismo: el empresario Claudio Belocopitt le dio a la radio un empuje fuerte, tanto desde lo económico-financiero como desde lo artístico. A pesar de los bolazos que se lanzan, Ideas del Sur ya está saneada de la debacle post-De la Rúa, y con excelentes perspectivas de crecimiento.

–Crecer. Avanzar como Alejandro Magno, que perseguía a los enemigos hasta alcanzarlos y matarlos… ¿Usted tiene amigos, amigas…?
–Amigos, cuatro. Y no tengo amigas. Me cuesta creer en la amistad entre el hombre y la mujer. O sí, mi cuñada Celina.

–¿Enemigos?
–No sé si hay enemigos en la televisión. Lo que hay es muchos celos: “¡Si a mí no me toca lo mismo, me voy!”.

–Alejandro sufre conspiraciones e intrigas. ¿Usted las vivió? ¿Las vive?
–Mirá: si uno escuchara todas las cosas que se comentan, no podría salir de casa. Tampoco le saco la batería al celular en las reuniones para evitar, según algunos sostienen, que sean usados como micrófonos. Le escapo a la paranoia.

–¿Exigió que Pergolini se fuera como condición para cerrar su inesperado desembarco en el 13?
–Para nada. Más allá de las bromas, le dije a Adrián: “Me encantaría que se quede”.

–Se cruza a Mario en un pasillo. ¿Lo saluda?
–Mmmm… No me interesa cruzármelo. Toma sólo aquellas posiciones que le sirven para hacer su negocio. Si su decisión tajante era que si yo entraba al 13 él se iba, Pergolini sabrá por qué. Quizá entran otras cosas en consideración. Se creyó el personaje de rebelde. Siento que en algún momento me faltó el respeto a mí y les faltó el respeto a quienes trabajan conmigo, y quedó como el bocón del barrio.

–¿Revélenos cómo se hace para permanecer quince años arriba y no perder la cabeza bajo la guillotina del éxito?
–Soy muy trabajador. Estoy horas pensando en cómo mejorar mis productos. Video o ShowMatch es uno de los programas que más ha cambiado en la historia de la tevé, a pesar de lo que digan las críticas. También agregaría cierto carisma y olfato.

–Suar sostiene que usted es un gran buscador y que si pega algo, no lo suelta más. Cuando decide poner desfiles, seleccionar MissMatch por el país o darles pantalla a los chicos para que muestren sus talentos, ¿piensa en lo que quiere el público o en lo que quiere usted?
–Ambos. Yo subo al cole y escucho lo que la gente me comenta. Igual con el remisero, con el portero. Y pregunto. Paro las antenitas.

–¿Qué ve cuando ve la luz roja?
–¿Sabés que no la veo? Para mí la cámara muestra a un grupo de amigos pasándola bien. Claro que atrás hay más de 140 personas poniendo el alma en el programa, dejándonos pasarla bien. Eso lo celebro. Como celebro poder cumplir mi sueño de bajar de la oficina en ascensor y salir al aire desde mi productora. Me ha hecho muy bien abrir una empresa y generar programas más allá de mi cara.

–¿Cuánto vale su cara?
–¿La cara? No sé, pero siento que desde abril de 2006 podré aportarle mucho a Canal 13 desde ShowMatch. Sin embargo –vuelvo al tema– abrir una empresa me dio la tranquilidad de saber que si el día de mañana dejo de conducir, me dedicaré a producir. Tengo una larga lista de proyectos.

–Al mencionar “el día de mañana”, habla, mínimo, de 2009, porque su contrato con el 13 vence en ese año.
–Exacto. Y ahí me retiro.

–¡¿Perdón?!
–Me retiro. Antes de los 50, cumplidas dos décadas al frente de VideoMatch, antes, y ShowMatch, hoy, me retiro.

–Perdón de nuevo, pero desde 1990 le venimos preguntando cuándo dejará la cámara y ahora lo contesta sin que se lo consultemos.
–(Risas). Disculpá, pero está decidido. Focalizaré mi esfuerzo en los formatos al exterior y en coproducir.

–Sin preaviso, entonces, nos obliga a improvisarle un balance: ¿cuál fue el momento profesional más frenético?
–Fines de 1990 y principios del ’91. La fama me tomó de golpe. Cuando el 6 de enero del ’91 arrancamos el ciclo con 42 puntos, ¡explotamos! Tapa de la revista GENTE, los medios atrás, giras por el interior. Viajábamos a los pueblitos, volvíamos y hacíamos un programa diario. Y los fines de semana, Ritmo de la noche. Terrible. Lo sentí en el cuerpo, en la cabeza… Andaba agotado. Y además me comí el personaje. No tenía intimidad.

–Recuérdenos en qué momento se dio cuenta de que tamaño suceso podía convivir con su vida personal.
–Tiempo después, el terapeuta Jorge Bucay me enseñó a no pretender agradar todo el tiempo, y que si el otro no lo entendía, era su problema “... aunque, siguiendo mis consejos, vas a lograr conocer las espaldas de la gente”. A partir de ahí pude pilotearla mejor.

–Otra característica de Alejandro Magno era su devoción por sí mismo. ¿Usted se ve un ganador?
–Yo me veo un hombre feliz. Las cosas dolorosas que me ocurrieron sirvieron para unirme más con mi familia, para templarme. Pero ganador, no. Ganar, puedo mencionar que gané 24 Martín Fierro y uno de Oro, y tantos días en el rating, pero ganar va más allá de la profesión. Yo me siento un ganador cuando veo los cuatro hijos y la esposa que tengo. Ahí sí digo: “Gracias Dios”.

–¿Se siente un tipo pintón, lindo?
–Hay momentos en que sí y otros en que no. Siempre me tiro un poco al bombo. Yo le decía a Beto Badía que no podía hacer tele, y a Gustavo Yankelevich que me veía jorobado. En esa época pesaba 90 kilos, le entraba a la picadita y al Fernet con Pepsi y era un gordito feliz. Ahora peso 81 y me cuido. Me veo los rollos y, por más que corro y corro como Forrest Gump, me cuesta bajarlos.

–Cuéntenos qué les pasa a las mujeres con usted, en la calle, en el contacto diario.
–Alguna me puede tirar buena onda, pero no suelo oír piropos, así, abiertamente.

–Explíquenos, pues, qué le pasa a usted con las mujeres.
–Nada. Estoy casado con Paula (38).

–Lo sabemos. Pero no por eso padece ceguera. ¿Se anima a formarnos su Seleccionado Argentino, sin incluir a Paula, línea por línea?
–Ehh… El rostro de Valeria Mazza... Las piernas de Dolores Barreiro... Dame como delantera a Pampita... Y sí, en defensa, la cola de Rocío Guirao Díaz… Espero que la Flaca no se enoje (carcajada).

–Alejandro también mostraba un costado homosexual, que nos acerca el pie para consultarle: ¿ha recibido ofrecimientos masculinos?
–Tuve un episodio que me puso medio colorado y, obviamente, terminó en nada. Pero te lo cuento al final, cuando apagues el grabador, porque si no va a armarse un lío grande. ¿No tenés otra menos complicada de don Alejandro?

–Claro. Se casó con varias princesas persas que, allá por el 330 antes de Cristo, le permitieron sumar títulos al de rey de Macedonia. Usted, contrariamente, eligió a dos damas de bajo perfil. ¿Qué clase de mujer hay que ser para estar tanto tiempo al lado de alguien tan mediático?
–Alguien muy gamba, compañera, buena madre y consejera. Alguien que siempre sientas cerca, aunque no lo esté. El amor que me une a Paula, tras ocho años juntos, es bien potente. Lo hacemos crecer a diario, regándolo, cuidándolo. Hay un conocimiento mayor, más confianza, mayor tranquilidad. Incluso a pesar de los celos normales.

–¿Nunca le pidió que sacara a alguna actriz o modelo de las que aparecían en sus programas, como se comentó?
–Jamás me sacó ni me puso a nadie. Son inventos.

–¿Cerraron la fábrica?
–Cuatro hijos, por ahora, alcanzan. Crío a tres generaciones. Juana con sus dos años y un dedito, me tiene de acá para allá. Es mi Alejandro Magno. Francisco (7) que, aunque suele acompañarme a la cancha, no delira por el fútbol, está con su PlayStation, su colegio, sus amigos. Y Micaela (17) y Candelaria (15) van y vienen. Aprendo mucho de ellas y las disfruto una barbaridad, aunque vivan con su madre.

–¿Usted tiene vicios? ¿Probó drogas?
–Cero. Y nunca fumé. Apenas algún habano cada tanto, para relajarme. Lo que disfruto es un rico vino. Hasta 1993 tomaba blanco. Luego empecé con el tinto, y ahora colecciono. Guardo unas 1.500 botellas. Igual, a la tercera copa, me quedo dormido. La última borrachera importante fue cuando salí de baja en la colimba.

–¿Y la última vez que lloró?
–Estoy muy llorón. Antes me reprimía. Para mí es una manifestación tan linda como la risa.

–¿En qué se considera frívolo?
–Quizás en que me llaman la atención los buenos autos. Tengo tres, con el de mi mujer.

–¿Los hubiese dejado estacionados si Maradona lo hubiera invitado, en tren, a la “anticumbre”?
–Amo a Diego, es mi amigo, mi hermano, lo siento cada día más cerca. Pese a ello, no hubiera ido.

–¿Qué opina de Kirchner?
–Kirchner me encanta. Nos ha dado a los empresarios argentinos garantías para producir, con créditos. Lo que no me cierra del Presidente es que se pelee tanto. Yo no estoy de acuerdo con el ALCA. Debe haber una mayor integración en el Mercosur, pero con acuerdos de libre comercio en algunas áreas. ¿Entendés? La política es un arte, y hay que trabajarla todo el tiempo. La Argentina viene de puro enfrentamiento y él tiene la enorme oportunidad de unirnos y sacarnos al mundo. La gente no se va a poner mal porque lo salude bien a Bush, aunque no coincida con su política.

–¿A quién votaría si se postulasen Kirchner y Macri para la presidencia en el 2007?
–Hay cosas de los dos que me atraen. Esperemos al 2007.

–El 2007, y un par de temporadas después, su despedida… La historia define a Alejandro Magno como una leyenda que se apagó a los 33, en manos de la muerte. Cuatro años antes del gran adiós, Tinelli, ¿en qué lugar de la historia cree que quedará usted luego del retiro?
–Admiro a Pipo Mancera y me gustaría ser recordado un poco como él. Como uno más de los que hicieron algo en la televisión. Como alguien a quien la gente ha elegido.

  

<p class=Relax, reflexión y la siguiente frase para Tinelli: “Celebro poder cumplir mi sueño de bajar de la oficina en ascensor y salir al aire desde mi propia productora. La verdad, me ha puesto muy bien abrir una empresa y generar programas más allá de mi cara”.

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Relax, reflexión y la siguiente frase para Tinelli: “Celebro poder cumplir mi sueño de bajar de la oficina en ascensor y salir al aire desde mi propia productora. La verdad, me ha puesto muy bien abrir una empresa y generar programas más allá de mi cara”.

  

<p class=Me levanto a las 6:30, 6:45AM. Tomo mate, leo los diarios Clarín (arranco por el suplemento Espectáculos), Olé y La Nación. Llevo a Francisco al colegio. Vuelvo a mi departamento de Palermo, hojeo los ratings recién llegados, hablo con los productores sobre el programa que vendrá y hago ejercicios en casa o en el gimnasio. Quizá salgo a correr, y durante el mediodía tengo algún almuerzo o reunión en Ideas… Trabajo hasta las siete y media. Una hora antes de salir al aire bajo al camarín y repaso lo que va a ser el programa.

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Me levanto a las 6:30, 6:45AM. Tomo mate, leo los diarios Clarín (arranco por el suplemento Espectáculos), Olé y La Nación. Llevo a Francisco al colegio. Vuelvo a mi departamento de Palermo, hojeo los ratings recién llegados, hablo con los productores sobre el programa que vendrá y hago ejercicios en casa o en el gimnasio. Quizá salgo a correr, y durante el mediodía tengo algún almuerzo o reunión en Ideas… Trabajo hasta las siete y media. Una hora antes de salir al aire bajo al camarín y repaso lo que va a ser el programa.

  

<p class=Los grandes momentos de mi carrera han sido aquellos en los que tomé riesgos. Para ganar hay que atreverse, atravesar temores y tenerse fe. No soy de los que les tiembla la mano a la hora de firmar un cambio

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Los grandes momentos de mi carrera han sido aquellos en los que tomé riesgos. Para ganar hay que atreverse, atravesar temores y tenerse fe. No soy de los que les tiembla la mano a la hora de firmar un cambio

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