Pudo ser de Ford. Pero Walter Hernández se fue afuera y terminó el fin de semana masticando polvo. Pudo ser del
Honda de Silva, pero su duelo con Bugliotti -también con Honda- finalizó a los autazos, con los dos fuera de carrera y disparándose munición gruesa por los micrófonos. Pudo ser, al fin, de alguno de los monstruos, pero en el circuito Oscar Cabalén, Córdoba, los monstruos estuvieron demasiado ocupados
peleándose unos contra otros. Traverso con su ex amigo Pairetti, y con quejas hacia su equipo
Toyota. Silva con Bugliotti. Bugliotti con el equipo oficial Honda. Tuero con su nuevo
Bora, que no pudo terminar la carrera. Norberto Fontana con su Toyota que no arrancó en la largada. Y entonces apareció él...
Apareció Aníbal Zaniratto, 41 años, hombre de Saladillo, piloto más acostumbrado a respirar el escape de sus rivales que el aire limpio que es el lujo de los punteros, y con su
Honda rojo se anotó por primera vez en lo más alto del podio. Antes debió soportar el acoso de Gabriel Furlán y su Mitsubishi, y debió vigilar atento la compañía de Ponce de León, tercero cómodo y quien más rédito sacó al final de la tarde:
con su Ford Escort es el puntero del campeonato con 92 puntos, dejando atrás a su compañero de equipo, Walter Hernández, con 88.
Pudo ser de cualquiera de los grandes. Pero ni el Flaco Traverso, ni Fontanita, ni
Cocho López -terminó quinto con su Alfa Romeo haciendo una gran carrera-, ni el experimentado Oscar Larrauri, ni Hernández contaban con la aparición de Aníbal Zaniratto, quien terminó festejando el gran triunfo de su vida y prometió ahora sí saldar la deuda y pagar la prometida comida para los treinta y un integrantes de su equipo.
Zaniratto levanta la copa en lo más alto del podio. Furlán y Ponce de León lo escoltan. Fue el primer triunfo del hombre de Saladillo.
Tuero tuvo algunos problemas con su flamante Bora y Ponce de León terminó tercero tras una gran remontada.
