Tal vez el secreto de su –tan extensa como elegida– estadía, sea el afín. Familiar, simple pero exenta de toda sencillez y sumamente graciosa, así es Venetian Island, el archipiélago de Biscayne Bay que Susana Giménez eligió hace más de seis años como –otro– refugio foráneo, y hace más de un mes para descansar, analizar y comprar antes de su gran regreso a la televisión argentina.
SUSANA DE CASA. Doce libros –a razón de tres semanales, entre biografías y ficciones– completaron la dosis invernal de una bookaholic con tiempo y silencio. Cine –de una a dos veces por semana–, lectura de todos y cada uno de los diarios vía Internet, y control de sumarios –con aportes y directivas– de su revista homónima, son parte de una rutina a la que no le falta la improvisación. Susana cocina. Aunque un matrimonio de caseros la asiste, ella –cuando se inspira y al ritmo de Sandro– experimenta, diseña y prueba sabores que extraña o despuntan sus ganas. “¡Estás flaquiiiita!”, bromean sus afectos. La clave: “la dieta de la medida. Como de todo, en un tercio de la cantidad que solía”.
PLANES CON NOSTALGIA. “Vacaciones son vacaciones”, repitió con tanta seguridad que ni el supuesto pase de Marcelo Tinelli a Telefe cambió el foco de su atención. La cita con las autoridades del canal: agendada. Domingos (como en 2009 y 2010): reservados. Antonio Gasalla: “recuperado”. Escenografía: consensuada. Las condiciones, en vías: invitados internacionales, despliegue espectacular y premios acaudalados. Y en el planear, recuerdos linkeados. “Luis querido, jamás te olvidaré, tanto humor, tanta felicidad, tanto éxito”, escribió en su cuenta de Twitter sobre Luis Cella, su ex productor, fallecido el pasado 22 de febrero, tras una operación de riñón. “Mi amigo adorado, no paro de pensar en vos. No llego, Luis, estoy lejos, te quiero. Jamás te olvidaré, amigo del alma”. Susana recibió la noticia de Teté Coustarot, ese mismo día pasadas las 23. Los tiempos le impedirían llegar al sepelio. Las horas siguientes habló con cada uno de los afectos en común. Así recordó su último trip con Luis: el viaje a Las Vegas donde presenciaron la pelea que consagró a Maravilla Martínez campeón del mundo. Además, claro, de haberle dedicado el Martín Fierro a la trayectoria por sus 25 años de trabajo en televisión. “No sabía que estaba tan enfermo… Esa fue nuestra despedida”, repetía.
YENDO DE LA CAMA AL SHOPPING. Recuperada de la gripe que la atacó poco después de haber llegado, Susana se entregó al shopping previsor. Una decena de vestidos con sus respectivos pares de zapatos y otros accesorios fueron parte de la lista que la diva detalló teniendo en cuenta: producciones fotográficas, eventos, compromisos y debut televisivo. Entre sus mecas de la moda: el ya clásico Bal Harbour Shopps y el aún más exclusivo Village of Merrick Park. Sus preferidos: McQueen, Versace, Vuitton, Zanotti, Cavalli y –recientemente y siempre volcada a la tendencia de Oriente– el árabe Zuhair Murad, elegido también por Jennifer López y Catherine Zeta- Jones.
CUORE RELOADED. Que haya invitado a todos los amigos locales y turistas que pudo haber encontrado en territorio miamense para celebrar otra transmisión de los premios Oscar en el living de su casa, no es raro ni casual. De la amistad siempre ha hecho culto, sea donde sea. De hecho, el mejor broche de temporada fue su última salida. Ismael Cala, anfitrión de CNN en español, entrevistó a Teté Coustarot para su ciclo (con salida al aire prevista el 21 de marzo). Motivo de sobra para reunirse a la mesa de un tapeo español. El gran mentor: Dany Mañas, amigo en común del trío que sacó chispas en un espacio especialmente reservado para ellos en Dolores, but you can call me Lolita, el restó del nuevo polo social del Mery Brickell Village. Y el pasado domingo, mientras preparaba valijas, un mensaje la conmovió: “Abue, te adoro. Gracias por tanto tanto. Hoy estoy re poeta, no sé qué me pasa, pero lloro por todas, jaja. Abuelita, sos una cosa muy importante en mi vida. ¡¡¡Somos tan parecidas!!!, ¡te amo muchísimo!”. Su nieta, Lucía Celasco (18) en su cuenta de Facebook. ¿Cabe más sonrisas en este regreso?
Jueves 28 de febrero, última shopping-lap por el exclusivo Bal Harbour Shops. Cartera Louis Vuitton –de edición limitada– en mano y pantalones Marc Jacobs rayados –geometric black&white– como indica la tendencia, la diva camino a su último (y merecido) capricho.
Entonces entró al local de Alexander McQueen, uno de sus íconos del diseño, de quien colecciona piezas como, por ejemplo, sus zapatos Peep Toe. Como experta sibarita de la moda, Susana –tal vez decidida de antemano– escogió la deseada –y recién llegada– Clear Crystal Embellished Choker: gargantilla circular con incrustación de más de un centenar de cristales Swarovski.
La última salida. Susana lideró un tapeo español en el Mery Brickell Village junto a sus amigos Dany Mañas, Sofía Neiman, Teté Coustarot e Ismael Cala, el anfitrión de CNN en español. El domingo 3 tomó el último vuelo hacia Buenos Aires, donde el martes tuvo cita para la foto de portada de su revista y participar de la cuarta edición del Carnaval de Río en San Luis.
