Amor sobre ruedas – GENTE Online
 

Amor sobre ruedas

Actualidad
Actualidad

Se miran. Se ríen. Se besan. El rockero de la voz potente y las letras crudas pedalea feliz junto a la chica pop de las canciones pegadizas. Es raro ver a Ricardo Mollo y a Natalia Oreiro compartir esa burbuja del enamoramiento, pero ahí están, juntos, decididamente juntos.

El miércoles a las ocho de la noche llegaron a Córdoba. Alquilaron un auto y se fueron a La Falda, donde pasaron la noche. El jueves se levantaron temprano, desayunaron y salieron para San Marcos Sierra. El viernes Divididos saldría al escenario del polideportivo de José C. Paz, en Córdoba capital, para agitar a su público a fuerza de rock al palo. 

"Por favor, un jugo de zanahoria y naranja para la habitación 311", pidió Natalia Oreiro. No era para ella, sino para él, quien desde hace algunos años transformó por completo sus hábitos alimenticios, a tal punto que se volvió vegetariano, dejó el alcohol y bajó nada menos que 30 kilos. En fin, otro del que era. "Mi amor, esta noche -por la del viernes-
el show va a ser para vos", le dijo Mollo a Natalia mientras ella calzaba mini roja y no paraba de hacer muecas. "Se llevan veinte años y eso a veces se nota: él es tranquilo, y ella, una polvorita, inquieta y explosiva", dijo un amigo del cantante .

A las 21.45, segundos antes de abrir la puerta del cuarto, ella le dio un beso intenso y, dicen, lo abrazó con pasión mientras le susurró: "Esta noche la rompés, mi amor, todo Córdoba va a cantar con vos". Después se volvieron a besar y bajaron directamente al lobby del hotel. En la puerta una combi bordó esperaba a Divididos… y a Natalia, una intrusa dentro del vehículo, aunque para el resto de la banda pasó de inmediato a ser la niña mimada, la mujer del
Narigón.

Las 4.500 almas que corearon cada estrofa de Narigón del siglo, el último trabajo de
Divididos, quedaron extasiadas. Además de cantar, Mollo cumplió su meta: que Nati conociera San Marcos Sierra, ese lugar para la paz más absoluta (excepto cuando suena el poderoso trío, claro), donde miles de personas llegan en silencio en busca de ejercicios espirituales y meditación y que Mollo ya había visitado cuando fue a la casa que allí tiene su amigo y también ex integrante de Sumo, Roberto Pettinato.

"Después de estar ausente veinte días de la Argentina y de dar recitales en Hungría y Rusia, Natalia quiso descansar y dedicarle un poco de tiempo a su corazón, por eso decidió irse a Córdoba unos días con Ricardo", dijo una muy amiga de ella. Y parece una certeza inapelable a la vista de los hechos, ya que no se separaron ni un instante durante los cuatro días que estuvieron en suelo cordobés. 

El recital duró más de dos horas, y con Natalia en la platea, Mollo estaba eufórico. Después del concierto ambos se refugiaron en el hotel, y cambiaron el fin de semana cordobés por el de la ciudad. Se volvieron el sábado a la tarde con toda la banda, y ellos se fueron primero a la casa de él en Palermo y después, en la Grand Cherokee verde oscura de él, se trasladaron para dormir en la casa de ella. El domingo por la tarde llegaron a la quinta que Mollo tiene en Parque Leloir para disfrutar del aire libre, del sol y de un paseo en bicicleta por las calles de tierra de la zona. 

Puede ser que nadie los haya imaginado juntos alguna vez. No importa. Porque para ellos no existe la prensa, no existen las diferencias musicales ni las de edad ni ninguna otra. Para ellos existen ellos, existen los días juntos, el amor que les crece. El resto son detalles.

por Pablo Procopio
fotos: Leandro Montini, Alejandro Carra y Julio Ruiz
Ricardo hace punta. Natalia lo sigue. Un paseo en bicicleta en la zona donde Mollo tiene su casa de fin de semana. Sol, calles de tierra y una sola idea: estar juntos.

Ricardo hace punta. Natalia lo sigue. Un paseo en bicicleta en la zona donde Mollo tiene su casa de fin de semana. Sol, calles de tierra y una sola idea: estar juntos.

Después de una semana de descanso en las sierras y del recital que Mollo dio en Córdoba, decidieron el domingo seguir juntos, disfrutando al aire libre y solos. Los dos salieron a andar en bicicleta y después se quedaron en la quinta que él tiene en Parque Leloir, el barrio rockero donde también vive Iván Noble, ex de Natalia Oreiro.

Después de una semana de descanso en las sierras y del recital que Mollo dio en Córdoba, decidieron el domingo seguir juntos, disfrutando al aire libre y solos. Los dos salieron a andar en bicicleta y después se quedaron en la quinta que él tiene en Parque Leloir, el barrio rockero donde también vive Iván Noble, ex de Natalia Oreiro.

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig