«Alguna vez a mí también me tocó ser ‘la otra’» – GENTE Online
 

"Alguna vez a mí también me tocó ser 'la otra'"

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Cuando le llegó la fama, hace tres años, ya manejaba un Ford K que le había regalado su papá, José María Conte, y a quien ella define como “un comerciante, un hombre que vende lo que se le cruza… menos a su hija”. Dejar la línea D venía bien, pero el cambio radical en su vida –cuando de los bailes en los eventos sociales pasó a mostrar su cara en la televisión– era otra cosa. Claro que su conocida personalidad venía desde siempre, porque poco antes de abandonar el anonimato ya le había dicho a su coach musical, Guillermo Brutto, que quería conocerlo mejor (aunque hoy él jure lo contrario): “Volvíamos de una presentación. De casualidad estábamos sentados juntos. Entonces, le tiré la invitación al aire, casi en un susurro: ‘Podríamos ir a tomar algo’. Y aceptó. Lo nuestro empezó hace casi tres años. Desde entonces, nunca más nos separamos”, sentencia orgullosa.

Ahí, todo explotó: volvieron los castings, fue seleccionada para acompañar a Emiliano Rela en Call TV, saltó a la conducción de la versión Siglo XXI de Feliz Domingo –con Soldán aggiornado incluido– y llegó a la tercera versión de Bailando por un sueño, donde reinó y ayudó a ganar a su soñador de turno. “Ahora no sé bien para qué lado va mi carrera”, admite Carla Conte, que el jueves 19 de abril cumplirá tres décadas de edad, mientras se prepara para la cuarta edición del reality de ShowMatch y para debutar en la pantalla grande con Dos amigos y un ladrón, dirigida por Jaime Lozano, donde compartirá cartel con Coco Silly, Marcelo Mazzarello y Jean-Pierre Noher e interpretará a una amante ambiciosa.

Qué mejor excusa para apretar el botón de REC y comenzar a preguntar:

–Carla, ¿alguna vez te tocó el rol de segunda?
–... (Piensa, y ríe) Empezamos mal. Pero sí, alguna vez fui “la otra”. Me pasó enamorarme de una persona comprometida y no entender por qué me pasaba eso. Pero se resolvió rápido, porque él se separó y estuvimos juntos.

–Después de ganar Bailando por un sueño, todos te imaginaron de vacaciones en un hotel cinco estrellas caribeño. No obstante, te fuiste al Uruguay en carpa…
–Tenía una carpa que me había regalado mi primo, y mi novio nunca había ido de campamento. Conseguí todos los elementos necesarios, menos el colchón. Lógico, a los tres días no dábamos más de la espalda. Compramos una colchoneta, y a partir de ahí recorrimos Rocha, La Pedrera, Punta del Diablo y acampamos en la Fortaleza Santa Teresa.

–En un momento se complicó el viaje romántico, ¿verdad?
–Ja, ja. Sí, fue terrible. Yo venía manejando y quería agua para el mate. Punta del Diablo estaba repleto de gente y a la salida encontramos un quiosco. Cuando Guille volvió al auto, el termo no había cerrado bien, cayó agua en mi asiento, se asustó y terminó tirándose líquido encima de la panza. Hubo gritos, llantos y quemaduras. Nos fuimos al hospital más cercano y nos curaron. Igual nos quedamos otro par de semanas, pero en plan tranqui: disfrutamos del bosque, desayunos y poco sol.

–Pasó el primer trimestre y ahora hay que volver al ruedo. ¿Qué cosas no te gustan de tu trabajo?
–Me van a gastar en todos lados, pero admito que tengo una parte pudorosa. La he pasado muy mal con la exposición del cuerpo. La primera vez que posé para una revista mostré mucho. Después, cualquiera te exigía: “Tenés que salir en bolas. Si en la otra revista lo hiciste…”. La gente siempre pide más. Fue un trabajo modificar esa imagen. Ya di bastante material. No me interesa ser una chica de gomería. Ojo, tampoco es un lema de vida: “A partir de mañana empezaré a vivir y dejar de ser la chica de gomería”.

–¿Alguna vez llevaste el auto a arreglar y te encontraste posando inmóvil para el mecánico?
–Una vez: estaba a punto de subir al Cerro Catedral con mi hermano para practicar snowboard, abren la puerta de la sala de mantenimiento y aparece Carla Conte en pelotas. Mi hermano se moría: “Acá tenés a tu público incondicional”. Igual, creo que cambié esa imagen. No vivo de mi cuerpo, no quiero que me confundan con eso. Lo mismo que traté de salir airosa de los escándalos de Bailando por un sueño, que no me mezclen con... (se arrepiente antes de nombrar a alguien). Es difícil zafar del bardo de la tele.

–¿Por eso rechazaste desnudarte para una revista que paga bastante bien?
–No me bancaría entrar a un lugar y que haya cinco personas mirando una foto donde estoy abierta de piernas. Aunque parezca una pel...ez, soy bien pudorosa. Mi novio me decía que lo haga, porque le gustaba la calidad de la revista que me lo había ofrecido.

–¿Tu novio es un hippie romántico que comparte a su mujer con el pueblo?
–No, ¡tampoco es que Guillermo me entregue! (risas). Alguna vez hice cosas que no estaban bien producidas, y se enojó feo. El problema no es que muestre, sino la calidad.

–Debés ganar más plata que tu pareja. ¿Para él es un problema?
–Se puede complicar, pero tratamos de manejarlo. A mí me cambió mucho la vida y también la economía. Por suerte, soy súper consumista. No voy a querer ganar menos para que la pareja esté bien.

–¿Viven juntos? ¿Manejan cuentas separadas?
–No, lo mío es de él, y al revés. Pasa que a veces quiero comprar cosas caras y por eso me gusta tener mi plata. Pero nunca pensé en el hombre como alguien que iba a mantenerme.

–Hace un tiempo te presentaste como muy celosa. Ahora que te convertiste en un símbolo sexual, ¿seguís creyendo que tu novio puede dejarte?
–Soy insegura. Nunca voy a dejar de creer que puede cambiarme por otra. Pero cuando estoy delante de “la chica celada en cuestión”, trato de controlarme, aunque después rompa todo. Nos ha pasado de estar con bastante laburo, vernos poco y matarnos a gritos. Pasa que luego las cosas vuelven a la normalidad.

–¿Qué es lo que menos le gusta de su cuerpo a la mujer más deseada por los argentinos desde fines de 2006 a la fecha?
–¡Epa! ¿No será demasiado?... Básicamente, me encantaría tener el cien por ciento de mis partes duras, bien duras. La inseguridad máxima es la celulitis. Pero lo terrible –y esto considerálo un secreto–, es que no me mato nada en el gimnasio y que me alimento como un chancho. La hija de María del Carmen y José María afirma desde sus encantadores 93-62-95: “Aunque parezca una pel...ez, soy bien pudorosa”.

La hija de María del Carmen y José María afirma desde sus encantadores 93-62-95: “Aunque parezca una pel...ez, soy bien pudorosa”.

“Que la mujer gane más plata que su hombre puede complicar, pero tratamos de manejarlo. Lo mío es de él, y al revés. No voy a querer ganar menos para que la pareja esté bien.”

“Que la mujer gane más plata que su hombre puede complicar, pero tratamos de manejarlo. Lo mío es de él, y al revés. No voy a querer ganar menos para que la pareja esté bien.”

“No me bancaría entrar a un lugar y que haya cinco personas mirando una foto donde estoy abierta de piernas.  No vivo de mi cuerpo...”

“No me bancaría entrar a un lugar y que haya cinco personas mirando una foto donde estoy abierta de piernas. No vivo de mi cuerpo...”

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