Un solo término: infartante. Así aparece esta latina hot de 35 años después
de 45 minutos de demora, en la Suite 1617, que bien valieron la pena. Porque
entra con un saco de piel de cordero que se saca para sentarse cruzada de
piernas y exponer su camisa celeste abierta hasta el ombligo (leyó bien), sin
corpiño por debajo (leyó bien), que deja lucir sin problemas sus pechos nuevos
(léase: con siliconas) y su maravilloso bronceado.
-¿Bailamos?
-¡¿Perdón?!
-… Que nada debe querer más que hablar de ¿Bailamos?, su nueva película,
¿verdad?
-(Sonríe) No es para tanto... Lo que admito es que es bárbaro trabajar con gente
como Richard Gere y como Susan Sarandon, a la que has crecido viendo en el cine.
Ver cómo son, cómo trabajan, cómo han sobrevivido a este negocio, qué clase de
espiritualidad tienen. Eso, de verdad, te nutre. Por otro lado, tengo suerte de
que la danza sea algo natural en mí. Comencé a bailar a los 5 años, y lo genial
es que no hay que ser un bailarín entrenado para hacerlo. La danza te hace
sentir libre.
-¿Y el tango?
-Amo el tango. He escuchado mucho del tango argentino. Es una danza viva, igual
que la rumba. Al tango lo siento como parte de mi sangre: es sexy, apasionante y
expresivo. Lo aprendí a bailar para este filme.
-Linda combinación, como la suya entre el cine y la música…
-Uhhh (abre sus brazos y con ellos, su camisa). Es todo muy loco. En medio de
esta promoción vengo preparando un álbum en inglés y otro en español. Ambas
cosas me tienen emocionada. Ayer estuve escuchando el material nuevo y
seleccionando -con responsabilidad- temas. Saldrán en noviembre… No paro.
Cierto, no para. A la fecha J Lo (en fonética, Yei Lou) goza de un éxito y
cierta fama que quizá un artista latino nunca logró conseguir: logró un lugar
respetable en la escalinata hollywoodense, gana entre tres y cinco millones de
dólares por película, factura fortunas gracias a sus perfumes Glow y Still,
expande su línea de ropa por todo los Estados Unidos y medio planeta, y comanda
un restaurante (Madre's) que exige reservas con cinco días de anticipación.
-Para preparar sus canciones, ¿busca inspiración en algún músico cercano?
-(Cambia su gesto relajado y se pone seria como recordándole al periodista lo
que sus managers y sus representantes le habían pedido: "Nada de preguntas
relacionadas a su actual marido, el cantante Marc Anthony"). Estoy casada con un
músico, pero eso es secundario. Mi música tiene que ver con los estados de
ánimo. Estoy más profunda. Busco más fuerza en todo: en la batería, en las
letras, en la percusión.
-¿A quién admira del ambiente musical?
-Me gusta mucho Alejandro Sanz, pero Luis Miguel es uno de mis favoritos.
-¿De qué manera influye en usted tanta aparición mediática?
-No es fácil. Este es un negocio top que mueve fortunas y últimamente se ha
mediatizado demasiado. Los tabloides o semanarios se ocupan mucho de vos, de tu
imagen. Cosas que ocurrieron hace un año en mi vida siguen siendo tema de
publicidad para algunos.
-¿Se refiere a su antigua relación con Ben Affleck?
-No quiero especificar el tema.
-¿Y le molesta que se hable del romance entre Affleck y Jennifer Gardner?
-Tampoco voy a contestarle eso… A mí me interesa seguir creando para el público.
Sin el público, no soy nadie. Pero la vida profesional no es la vida privada. La
gente me conoce por mis películas o mi música, y quiero volver a poner el acento
ahí. No me hacía feliz el foco que se le estaba dando a mi vida, y tuve que
poner límites. Es mi vida y no tolero que nadie la quiera cambiar. Hay medios
que no me respetan. Está bien hablar de algunas cosas pero no hablar de otras.
-Bueno, ayer los medios también difundieron el premio que le entregaron por sus
obras de caridad para los niños.
-Sí, el mundo de los niños -la desprotección, el abuso, el abandono-, es un tema
que me preocupa desde siempre y no quiero permanecer ajena a él. Cada vez que
requieren mi presencia, ahí estoy. Pero eso suma, no resta. Por ejemplo, lo de
los paparazzi… Con tal de conseguir una foto hacen cualquier cosa. Me parece
arriesgado, demente e insano. El otro día iba manejando con mi mamá y casi
chocamos por culpa de un fotógrafo. Esto no tiene freno y está cada vez peor.
-¿Qué extraña de su época de anonimato?
-Ir de shopping, y ponerme una remera cómoda para salir a bailar con mis amigos
gay.
-¿Una virtud suya?
-La disciplina.
-¿Un ídolo profesional?
-No hablaría de ídolo pero amo a Bárbara Streisand y a su carrera.
-¿Cuál es su mayor desafío?
-Lograr el equilibrio entre mi vida profesional y mi vida personal. Y ahora
mismo estoy trabajando en eso.
-¿Un defecto?
-Soy muy estricta. ¿Sabés cómo quedo al terminar un rodaje?
-¿Cómo?
-(Grita) ¡Me enfermo! Contengo y después del último día caigo rendida. Hacer
cine es cansador. Son tres o cuatro meses de aislamiento completo, sin vida
social. Apenas comés y sólo tenés ganas de meterte en la cama.
-¿Sola?
-Con mi marido. Y basta del tema.
Me gusta mucho Alejandro Sanz, pero Luis Miguel es uno de mis favoritos".">
Nació el 24 de julio de 1969 en el Bronx y hoy luce 35 impactantes años. Artista todo terreno, sorprende a la hora de citar sus preferencias musicales: "Me gusta mucho Alejandro Sanz, pero Luis Miguel es uno de mis favoritos".
Lanzó una línea de ropa y no para de vender sus perfumes Glow y Still. Cobra entre tres y cinco millones de dólares por filme. Regentea el restaurante Madre's, cuyas reservas se hacen con cinco días de anticipación. El destino de Lopez parece no tener horizonte.
