“Al menos por ahora, la Argentina es mi lugar en el mundo” – GENTE Online
 

“Al menos por ahora, la Argentina es mi lugar en el mundo”

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Millones de personas aún la reconocen por el personaje torpe, flaco y anteojudo que interpretó en Colombia, que batió récords de audiencia y divirtió y enterneció en más de 80 países. Pero ella ya no es Betty, la fea. En todo caso es Ana, la linda, conclusión a la que puede arribarse con tan sólo mirar a Ana María Orozco (33), nacida el 4 de julio de 1973 en Santa Fe de Bogotá, quien tras aquel golazo televisivo decidió dejar de actuar por tres años para casarse con el músico argentino Martín Quaglia (33), dar a luz a Lucrecia y establecerse en nuestra tierra. “Después de tres años de ser Betty, la fea, necesité parar. Son etapas. Me dediqué a mí, a formar una familia y acá estoy. Hoy mi hija creció un poco y decidí volver a la actuación”, anticipa quien será Pilar en El Ratón Pérez, que se estrenará el 13 de julio en los cines todo todo el país.

–Es muy gracioso –cuenta ella–. La gente de Patagonik Film Group empezó a buscarme en Colombia para que sea la protagonista, ¡pero yo ya estaba viviendo acá! Me ubicaron, me acercaron el guión y me gustó la idea de que se tratara de una película infantil en tercera dimensión. Pasa que a los 13 años yo había formado parte de Imagínate, un programa para chicos. Una vez que acepté, pensé que iba a complicarse, porque a mí me gusta ser una mamá muy presente. Sin embargo, los productores me proporcionaron lo necesario para que pudiera sentirme cómoda y no descuidara a mi hija Lulú.

–¿Conocías la historia de El Ratón Pérez?
–Sí, por supuesto. Cuando de chica se me caía un diente, mi mamá me lo hacía poner debajo de la almohada atado con una cintita roja. Y por la mañana aparecía la recompensa. A Lulú le voy a contar la misma historia. Ella me inspiró, me ayudó a recuperar mi niña interior, la inocencia.

–¿Cuánto hace que la familia se instaló en Buenos Aires?
–Año y medio. Con Martín nos conocimos en julio de 2003 en Nueva York, en un bar donde él, que es guitarrista de jazz y de música celta, tocaba esa noche. Después yo regresé a Colombia para rodar la película El Colombian Dream y más tarde volví a la Gran Manzana con la feliz noticia de que estaba embarazada. Lucrecia nació en Bogotá.

–¿Y por qué decidieron venirse a criarla en la Argentina?
–Porque es la tierra de mi marido y la gente acá es tan cálida como en Colombia. Además, la Argentina no me parece un sitio extraño, puesto que en mi país siempre hubo una inserción grande de la cultura de aquí. Crecí escuchando a Soda Stereo y leyendo El túnel, de Ernesto Sabato, y a Julio Cortázar. Y como mi esposo tenía proyectos laborales y yo quería dejar de trabajar por un tiempo para criar tranquila a nuestra hija, nos vinimos. Me adapté pronto. Siento como si me encontrara en mi casa. Esta ciudad es hermosa y posee una interesantísima vida cultural. Así que, por más que de mi Colombia extraño algunas frutas tropicales y las arepas (mezcla de harina de maíz, sal y agua, asada, freída o hervida), al menos por ahora la Argentina es mi lugar en el mundo.

–¿Y qué hacés en tu tiempo libre?
–Con una hija tan chica me queda poco tiempo. Aprovecho para hacer yoga y no descuidar mi cuerpo ni mi mente: hay que mantenerlos entrenados para poder actuar. Lo que sí, no me cuido en las comidas. Siempre fui muy flaca, y aunque quiera engordar, no puedo. Aparte, las comidas argentinas son exquisitas. Vamos a ver cómo hago con ese tema en un futuro cercano….

–¿Futuro cercano?
–Ocurre que pronto comenzaré a grabar la versión colombiana de Amas de casas desesperadas. Mi personaje es Susan, que personifica Teri Hatcher en los Estados Unidos y que en la Argentina será Gabriela Toscano.

–Pero vos de ama de casa desesperada parece que no tenés mucho…
–En verdad, nada nada...

Extraña las arepas, las frutas tropicales y a su familia, pero hoy disfruta, entre otras cosas, del cariño de los argentinos. “<i>Siento como si me encontrara en mi casa</i>”, afirma la morocha colombiana.

Extraña las arepas, las frutas tropicales y a su familia, pero hoy disfruta, entre otras cosas, del cariño de los argentinos. “Siento como si me encontrara en mi casa”, afirma la morocha colombiana.

Ana María se casó en diciembre, en Buenos Aires, con el músico Martín Quaglia, con quien había tenido a Lucrecia (2) en Colombia.

Ana María se casó en diciembre, en Buenos Aires, con el músico Martín Quaglia, con quien había tenido a Lucrecia (2) en Colombia.

“<I>Con una hija tan chica me queda poco tiempo libre. Aprovecho para hacer yoga y no descuidar mi cuerpo ni mi mente: hay que mantenerlos entrenados para poder actuar. Lo que sí, no me cuido en las comidas. Siempre fui muy flaca, y aunque quiera engordar, no puedo</i>”

Con una hija tan chica me queda poco tiempo libre. Aprovecho para hacer yoga y no descuidar mi cuerpo ni mi mente: hay que mantenerlos entrenados para poder actuar. Lo que sí, no me cuido en las comidas. Siempre fui muy flaca, y aunque quiera engordar, no puedo

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