«Ahora me veo bien, más joven… Sexy me sentí siempre» – GENTE Online
 

"Ahora me veo bien, más joven... Sexy me sentí siempre"

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Está descalza, sin una gota de maquillaje, con un catsuit azul para hacer gimnasia. Abre la puerta de Yellow Rose, su chacra esteña, y da la bienvenida junto a unos diez perros: weimaraner
, galgos, Jazmín -el yorkshire más famoso- y hasta un cuzco, que ella presenta como Frida Kahlo.

"La adopté el 31, llegó muerta de miedo con los fuegos artificiales". Cuenta que corrió en la cinta durante más de una hora y que después se tentó con un poco de pizza. Por momentos es la más diva de las divas. Por momentos es una mujer vulnerable. Pero siempre auténtica, sexy, espontánea, vital. Hace la visita guiada de su rancho, rústico y a la vez sofisticado, muestra cada rincón. Convida una copa de vino tinto y abre su intimidad como nunca, después de un 2002 sin pantalla, al que recuerda como "un año peligrosamente feliz".

-¿Qué te pasó por la cabeza como mujer sabática?

-Creí que me iba a morir porque soy una workaholic total, y no fue así. Extrañé a la gente, pero no la rutina del laburo. Tuve el alivio de decir: "¡Qué felicidad, qué libertad!". Leí mucho, viajé, gocé de la vida, me dediqué a mi persona. Fue un año entero. Hacía quince años que estaba en el aire, con un programa diario. Días de camarín, y la vida que te pasa por arriba: se murió mamá, se murió papá, se murió mi hermano. Y yo, ahí, con la mejor cara. No tengo derecho de hacer sufrir a la gente porque yo sufro. Soy una entertainer y tengo que divertir. Bueno, el 2002 fue peligrosamente feliz... Pensé que no iba a poder vivir sin trabajar. Y me gustó.

-Te dedicaste a tu cuerpo y a tu alma, como dicen los norteamericanos...

-Me hice cosas que no podía hacerme porque vivía en el aire. Al programa venían todas con operaciones, cirugías, lipoaspiraciones y yo decía: "Qué suertudas... Y yo, sin hacerme nada". Aproveché mi tiempo libre. 

-¿Coquetería, vanidad o profesionalismo?

-Coquetería total. Yo necesitaba verme bien. La lipo es lo más para la mujer, te cambia el cuerpo. La cara no me la toqué. Hoy, con el botox se arreglan los defectitos y listo. Le tengo miedo al bisturí en los rasgos. En nuestro país, las mujeres se deforman, se ponen esas bocotas y parecen muppets. Soy pro cirugía, pero en la cara sólo me animo a pequeñas cosas. Me operé las bolsas de los ojos, pero hace mucho tiempo. Tengo terror de quedar con los ojos abiertos para siempre, como tantas. 


-En el 2002, ¿qué te hiciste exactamente?

-Me hice varias cosas: una lipo en cola y piernas, me achiqué las lolas, me saqué lo que sobraba en los brazos, me estiré la panza. En definitiva, me formé, me hice esculpir.

-Un verdadero sufrimiento...

-Y sí, duele, te la tenés que bancar... Reposo, fajas, vendas. Yo vivo de verme bien y trabajo con mi imagen. Cuando te querés ver divina, aguantás. Hay tantas que se operan y no son estrellas. Para lo único que se ve que no hay malaria en la Argentina es para las cirugías. Hacen cola en las salas de espera. 


-¿Quedaste conforme? ¿Te ves sexy?

-Sí, me veo bien, más joven. Aunque no corro ninguna carrera contra el tiempo. Sexy me sentí siempre, pero con el tiempo se meten kilos en lugares que son imposibles de dominar, me fui como rellenando. 

-¿Te cuidás con fitness y dietas?

-Me cuido, pero cada tanto me voy a la mier... No soy una esclava de mi cuerpo. Soy tentada, me gusta disfrutar de la vida. Me tomo un vinito, un champagne, un paquete de M&M (confites de chocolate) cada tanto, que me pierden. Yo soy de las que no puede comer un solo bombón: tengo que comer treinta. 

-Durante el parate, ¿hiciste un balance de vida?

-Noooo. Nunca hago balance. Vivo la vida, hago lo que me dicta el olfato, la intuición. El balance me suena a bajón. A mí no me gusta cargarme de onda negativa. No soy de sentarme a llorar, aunque sufra y tenga bronca. Como todos, atravieso bajones y voy para adelante. Fue un año bueno para no estar en la televisión. Me lo crucé a Nico Repetto en La Barra y me dijo: "¿Viste que se puede?". Cada vez que él se iba, yo le decía: "¿Cómo podés bajarte en pleno éxito?".
Tenía ese pánico de "me voy, se olvidan de mí, ocupan mi lugar", y por suerte, lo vencí. Soy insegura y vulnerable, como todos en este medio. Parece que nos llevamos el mundo por delante, pero en el fondo vivimos aterrados.


-¿Sentís vértigo por la vuelta a esta nueva televisión?

-Justo hoy estuve hablando con Tinelli de esto cuando nos cruzamos en La Barra. Marcelo hizo 25 puntos de promedio anual, una bestialidad después de trece años en el aire. Los que lo critican no llegan ni llegarán a 10 puntos. Esa mediocridad argentina de la crítica al cuete me deprime. Esta nueva gente de la tele que arma un programa para hablar mal de los demás, que no generan, que no se les cae una idea, me saca. No existía este canibalismo estúpido. Oprah Winfrey, la reina de la televisión norteamericana, hace unos tres años que no figura entre los rating top. Sin embargo, cada vez la elogian más a ella y a su producción, gana cada vez más plata. Gran parte de nuestra televisión atrasa. Por suerte, el cine argentino resurge con mucha potencia. Vi Historias mínimas y morí... Es talento puro, lo que escasea en la tele.

-¿Tenés herederas?

-No creo en los herederos. Ninguna de las grandes -Rita Hayworth, Brigitte Bardot, Sophia Loren- tuvo sucesoras. Vendrán otras distintas. No creo que el día que me retire le pueda dejar el lugar a alguien. Así como yo tampoco vine a ocupar el lugar de nadie. 


-¿Competís con las chicas jóvenes de hoy?

-Noooo. ¡Cómo voy a competir! Sería estúpido y desubicado de mi parte. La tengo clarísima y soy demasiado viva para eso. Cada uno tiene su lugar. Mi éxito y el amor de la gente no es sólo por la belleza sino por mi carisma, trayectoria... Con la belleza sola no hacés nada. Está lleno de chicas divinas, pero a muchas les falta cabeza.

-¿Quién te parece "la" mujer del momento?

-Hoy no hay mujeres con glamour, aunque suene feo escucharlo. Mirtha Legrand, Zully Moreno, Delia Garcés, Tita Merello son ejemplos de estrellas de carrera. Hoy se han perdido el glam y el misterio. Los más jóvenes curten el look roñoso y la onda del qué me importa. Y además no planean su carrera ni se deben al trabajo. Yo planeé mi carrera, generé cosas, trabajé, pero siempre con una meta, además de constancia y disciplina. Hice de todo. La generación de hoy es rara: no se debe a la gente que los mira. Yo me inventé a mí misma. Y tal vez pagué un precio muy alto. Tuve escándalos amorosos, muchas parejas. Pero así llegué... 


-Hablemos de amor... ¿Qué te da Jorge que otras parejas tuyas no te pudieron brindar?

-No hago comparaciones, porque son odiosas. Jorge me hace muy feliz, me acompaña, me apoya, me protege, me resuelve todo. Y lo mejor es que tiene vida propia: es una máquina de generar negocios, es creativo, está ocupado. 

-¿Te cela?

-No. ¿Sabés que no...? No es esos que te dicen: "No te pintes, tapate, adónde fuiste...". No tiene esa naturaleza de guardabosques. No lo haría tampoco porque yo no me banco a un tipo así.


-¿Los hombres todavía te buscan, quieren conquistarte?

-(Risas). Hoy soy superfiel, no le doy bola a nadie. No tengo ganas de más líos en mi vida. Quiero disfrutar de lo que tenemos con Jorge, de nuestras casas, de nuestros perros, de nuestra vida juntos. Sinceramente, hoy no miraría a ningún hombre.

-Si Jorge Rodríguez te lo propusiera, ¿volverías a casarte?

-Ja-más. No aceptaría bajo ninguna circunstancia. Igual, sé que no me lo va a pedir. Yo no creo en el matrimonio, menos después de mi última experiencia. Todavía ni yo entiendo cómo me casé, cómo me dejé usar así. Esas cosas que te llevan, y un buen día te encontrás firmando un papel ridículo, que después te cuesta una for-tu-na. Y encima fui una infeliz. Al poco tiempo de casados, él (por Huberto Roviralta) me corneaba, y yo, ni enterada. Si no pienso en tener más hijos, ¿para qué me quiero casar?


-¿Hiciste algún pacto secreto de amor en un lugar remoto?

-En Africa, con Jorge, durante un safari nos pusimos un anillo y fue una suerte de pacto de amor. Pero no quiero estar presa de un arreglo económico. Nunca creí en la figura del matrimonio y te das cuenta que incurrí en dos oportunidades. La pareja comme il faut y el amor eterno no son para mí. Las relaciones humanas siguen siendo lo más complicado. 

-¿Qué te erotiza?

-Nunca hablé de sexo, y menos ahora. Me resulta patético, hay cosas que no se cuentan. De la vida, me seduce la sensación de libertad, de éxito, de saber que no le debo nada a nadie... Y en la intimidad, me seduce la simpleza, una mirada, una caricia, un buen vino, una noche estrellada... Con Jorge pasamos año nuevo solos. Después de comer, se fue todo el servicio y quedamos él, el campo, los perros y yo. Fuimos los más felices. Teníamos invitaciones para quince fiestas, pero preferí esto. Charlamos, nos reímos. Jorge tiene muy buen humor y es un romántico, un dulce. A veces me dice cosas tan lindas que le contesto: "Pará un poco, porque no te creo nada". Nos encanta estar solos, a mí sobre todo. Estoy antisociable total, o será que ya conocí tanta gente, que a veces no quiero ni hablar.

-¿Te pesa la diferencia de edad con Jorge?

-En el día a día, no la siento. Pero sé, soy consciente de que es mucho tener 17 años de diferencia. Me gustaría que fuera menos. De todas formas, él no tiene cabeza de péndex, es muy asentado. Aunque en vitalidad, te diría que le gano a Jorge. A veces lo agoto: genero programas, viajes, salidas, quiero ir, venir. No puedo estar quieta, mi esencia es eléctrica. Acá, baño los perros, planto, podo la Santa Rita... Puedo contemplar el campo un segundo y chau. Volviendo a la diferencia de edad: es exactamente la misma que mamá se llevaba con su segundo marido, mucho más joven que ella. Y junto a él fue la mujer más feliz. Con papá, que eran parejos de edad, se llevaba pésimo. Por eso, insisto, para el amor no hay fórmulas. Yo vivo el hoy.

-No proyectan...

-A corto plazo. Vivo el hoy porque no sabés qué te puede pasar mañana. Ahora soñamos con hacernos una casa de campo, en la provincia de Buenos Aires. Eso nos encanta. Acá invertimos mucho tiempo. Jorge es como un arquitecto frustrado, le encanta ocuparse; yo después doy mis toques de decoración.


-Vos fuiste más constante en el trabajo que en el amor...

-Totalmente. Mi meta última siempre fue el laburo: lo que más me energizaba, me daba placer, independencia, satisfacción. Lograr cosas que salieran de mi fuerza, de mi cuerpo, de mi cabeza... Siempre tuve la necesidad de ser solvente. Con esto no voy a decir nada nuevo. Lo sostuve toda la vida: una mujer independiente en lo económico tiene otra mente y otro corazón. Papá y mamá se llevaban pésimo y yo, a medida que crecía, le decía a ella: "Separate". Ella me explicaba que no tenía dónde ni con qué vivir. En mí, el trabajo siempre fue una suerte de instinto que me marcó muy fuerte. 


-¿Creés que sos buena madre?

-Creo que sí. Dentro de lo que pude, fui una madre ejemplar. Le di mucho cariño, quizá no cantidad de tiempo, pero sí mucho amor. Y fui recta. Hoy, a la distancia, veo que era un rompedero de p... Mercedes siempre fue una chica seria, dócil, buena. Creo que la eduqué bien. Es sana, generosa, me da orgullo. Es muy cristiana... En algunos aspectos, es totalmente opuesta a mí, pero eso nos hace bárbaro. Cuando escucho amigas que hablan mal de la madre, me doy cuenta de que soy una privilegiada. Mecha y yo somos casi simbióticas. Ella es mi mejor amiga y yo la de ella. Nos contamos absolutamente todo. Es muy buena, la veo como actúa con la gente que no tiene, va a cocinar para los pobres a un comedor, y todo con perfil bajo. 

-¿Y Lucía, tu nieta?

-Lucía es superior, especial, la amo. Nos reímos mucho juntas, somos parecidas. Estoy en esa época en que puedo disfrutar a mis nietos porque están grandes. Cuando son bebés, me cuesta más. Lucía ya tiene ocho años y jugamos a todo: la escoba, el tute, el dominó... Además, podemos hablar. Es genial. Si estamos en la calle, me pregunta: "¿Por qué te hablan todos, te piden que les firmes?". Y yo le explico que soy Susana Giménez. "¿Y qué?", me contesta de una. Los chicos de ahora son de avanzada, tienen mucha vida social, están agrandados. Yo, a la edad de mis nietos, era una momia, bordaba con mi abuela. Ahora parecería que saben todo, van muy rápido para mi gusto. Como madre, yo era mucho más rígida que Mercedes. Y siempre me meto en la educación de mis nietos, pero no me dan ni cinco de bola. 


-Durante el año sabático, ¿pensaste en el retiro?

-Nooo, ya tengo el cuchillo en la boca para volver con tutti. Algún día podré salir de adentro de la cámara si el cuerpo no me da más, pero retirarme, jamás: generaré entertainment desde otro lado. Muy pronto voy a hacer teatro, vuelvo con La mujer del año, supongo que serán tres meses. Para mí el trabajo es un placer.

-¿Te estresa el paso del tiempo?

-Tal vez un poco, pero no lo analizo demasiado. Yo tuve y tengo una vida intensa y te diría que no quiero vivir más de ochenta años. Eso de terminar como Tita Merello, internada en un sanatorio, me resultaría tristísimo. Antes me pego un tiro o me tomo una pastilla. A mí que me dejen de jo… Le temo a la decrepitud física, al deterioro, porque sé que mi cabeza está cada vez más joven. ¿Para qué más de ochenta años bien vividos?

por Dolores Paillot
fotos: Claudio Divella
producción: Inés Hernández. Vestuario: Marcela Amado 
peinó Sergio para Miguel Romano. Maquilló Oscar Mulet
Agradecemos a Fahoma

En bikini, como hacía años no posaba. Con nuevo cuerpo -superbronceado- y su actitud sensual de siempre. Durante un año sin televisión, se dedicó a estar bien por fuera y por dentro. En abril vuelve para hacer su programa

En bikini, como hacía años no posaba. Con nuevo cuerpo -superbronceado- y su actitud sensual de siempre. Durante un año sin televisión, se dedicó a estar bien por fuera y por dentro. En abril vuelve para hacer su programa "con tutti".

Me cuido, pero no soy una esclava de mi cuerpo. Soy tentada, me gusta disfrutar de la vida, me tomo un vinito, un champagne… soy de las que no pueden comer un solo bombón: quiero comerme treinta..."">

"Me cuido, pero no soy una esclava de mi cuerpo. Soy tentada, me gusta disfrutar de la vida, me tomo un vinito, un champagne… soy de las que no pueden comer un solo bombón: quiero comerme treinta..."

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