Adiós, Majestad; bienvenido, Guillermo – GENTE Online
 

Adiós, Majestad; bienvenido, Guillermo

Son las 10.45 de la mañana del último Día de la Reina. En el Palacio Real de Amsterdam todo ha salido de acuerdo a lo ensayado ayer, lunes 29. Beatriz ya es princesa. Su hijo, Guillermo-Alejandro (46), ya es el rey, el primero en la Casa de Orange en más de un siglo.

“Estoy feliz y agradecida de presentarles al nuevo rey, Guillermo Alejandro”, dice conmovida, desde el balcón, quien condujo los destinos del reino desde 1980. El nuevo soberano y Máxima también están emocionados. Los tres se dan la mano. Beatriz –nacida el 31 de enero de 1938– y su primogénito se miran por unos segundos. Abajo, el gesto se reproduce amplificado por las enormes pantallas instaladas en la Plaza Dam. Hasta el aire es naranja. Una multitud tararea al unísono “Bea, bedankt” (“gracias, Bea”).

Adentro del Palacio, en el salón Mozeszaal, la ceremonia comenzó a las diez (las cinco de la Argentina) y se proyectó en las pantallas de la plaza, mientras millones en todo el mundo la siguieron por televisión. El jefe del Gabinete real leyó el Acta de Abdicación, y al igual que a su tiempo lo hicieron su madre, Juliana, y su abuela, Guillermina, Beatriz la ha ratificado. Inmediatamente –para evitar un vacío de poder–, y tras una vida de preparación, es el turno del nuevo rey, Su Majestad Guillermo Alejandro. Máxima le da una palmadita cariñosa. Ella también firmó el acta como reina consorte.

Ahora los tres están en el balcón. Madre e hijo se miran conmovidos y la plaza clama su gratitud. También lo hará él: “Querida mamá: hoy has abdicado después de 33 años inspirándonos. Te estamos intensamente agradecidos”, le dice, para luego dirigirse por primera vez a sus súbditos: “En nombre de mi madre y mío les agradecemos a todos el apoyo y la confianza que siempre nos han dado. Gracias”.

En un gesto que representa el recambio generacional, Beatriz se despide con dos besos de su hijo y su nuera y deja su lugar en el balcón a sus nietas, las princesas Amalia (9), Alexia (7) y Ariane (6). Los ojos del reino se posan entonces en las tres chiquitas, primorosamente vestidas de amarillo, que se esmeran por cumplir con lo ensayado. Pero sobre todo en Amalia, la heredera, y también en Máxima: la figura maternal y sonriente pero fuerte de otra reina es un respaldo necesario para una nación acostumbrada a las mujeres en el poder. “Nos sentimos bendecidos por el hecho de que Máxima, con su cálido corazón y su nítido entendimiento de las relaciones humanas, jugará un rol especial”, elogió Beatriz a su nuera argentina, quien la miraba sonriente durante su sentido discurso.

Son tiempos de cambio en los Países Bajos. La reina ha abdicado. Larga vida al rey.

Beso, sonrisa y celebración frente al público congregado en la plaza Dam, frente al Palacio Real. Máxima, a un costado, observa con emoción.

Beso, sonrisa y celebración frente al público congregado en la plaza Dam, frente al Palacio Real. Máxima, a un costado, observa con emoción.

Guillermo Alejandro, Beatriz y Máxima en el balcón, saludando a los miles que se juntaron en la plaza. Poco antes hubo rúbrica y traspaso de mando, en la Iglesia Nueva (Nieuwe Kerk) de Amsterdam. “Bea, bedankt” (“gracias, Bea”), se escuchó desde cada costado. Una reina querida dejó su trono.

Guillermo Alejandro, Beatriz y Máxima en el balcón, saludando a los miles que se juntaron en la plaza. Poco antes hubo rúbrica y traspaso de mando, en la Iglesia Nueva (Nieuwe Kerk) de Amsterdam. “Bea, bedankt” (“gracias, Bea”), se escuchó desde cada costado. Una reina querida dejó su trono.

Esta es la primerafoto oficial de Guillermo Alejandro, convertido ya en rey, junto a su esposa, Máxima. Desde 1890 que no había un monarca varón en Holanda.

Esta es la primerafoto oficial de Guillermo Alejandro, convertido ya en rey, junto a su esposa, Máxima. Desde 1890 que no había un monarca varón en Holanda.

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