“Abuela no: prefiero que me llamen grand-sex-mom” – GENTE Online
 

“Abuela no: prefiero que me llamen grand-sex-mom”

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Dale, veníte ahora. ¿Tenés para anotar la dirección de donde estoy...?”. Esta vez no fue en su casa de Parque Leloir. Tampoco en los camarines del Multiteatro, sala que llena todos los días con Una familia poco normal, la obra que su amigo Gerardo Sofovich escribió especialmente para ella. Ni siquiera en los estudios de Ideas del Sur, donde juzga a los participantes de Bailando por un sueño. Mucho menos, claro, en un curso de bordado y tejido acelerado para futuras abuelas.
Sin ropa, acostada sobre una camilla de la clínica del doctor Rubén Mühlberger, Moria Casán habla de su futuro nieto mientras enfrenta la segunda hora de terapia biológica, un revolucionario tratamiento anti-edad al que se somete desde hace un año. “¿No es maravilloso esto? Parece la NASA, ¿no? Miráme las piernas: están divinas. Mirá lo que es mi cola... Acá nadie puede creer la constancia y disciplina que tengo: me interno cuatro horas dos veces a la semana. Me hacen de todo: me inyectan un suerito para regenerar las células, me ponen microinyecciones en el cuerpo para mejorar la calidad de la piel y me pasan unos aparatitos que con calor te renuevan el colágeno que vamos perdiendo. Todo, todo... Aunque espere un nieto, tengo un cuerpo y una energía que todas envidian. Yo me siento cada día más joven y sabia”.

–¿No es sacrificante?
–¡Qué palabra fea ésa! ¡No la uses, es espantosa: pienso en las vacas del mercado de Liniers! Para mí nada es un sacrificio, todo es un agasajo, un mimo que me permito. Todos los días, antes de irme a dormir, hago la misma ceremonia: me baño con espuma y aceites, después me lleno de cremas, me perfumo, tengo buenas sábanas de hilo en mi cama, todo lo mejor tiene que ser para el cuerpo. ¿Ropa interior? No, no uso. Quizá, si quiero erotizar un poco más a mi chico, pero tampoco duran mucho puestas...

–¿Cómo va esa convivencia?
–Fantástica. Hoy cumplimos tres meses. Estamos de honeymoon a full. Lo que más hice en mi vida es mimarme y querer. Y yo, que tengo experiencia en casting de sábanas, te aseguro que es impresionante la química, la piel, que tenemos con Andrés (Del Sol, 35, ex basquetbolista). Desde la primera noche fue como si nos conociéramos de vidas pasadas: él conocía mi cuerpo y yo el suyo como si hubiéramos pasado toda una vida juntos. No tuvimos “primera vez”. Impresionante. Sobre todo porque yo nunca espero nada de los hombres, todo fluye. Si funciona, bien, y si no, a otra cosa. Y con Andrés funciona todo muy bien. Incluso nunca se dejó vampirizar por el personaje. Desde un primer momento se enamoró de la persona. Nunca tuvo prejuicio en manifestar sus sentimientos.

–¿Tu chico está preparado para ser abuelo antes que padre?
–¡Ay, tan joven! Yo no estoy preparada para verlo a él de esa manera. Eso dependerá de muchas cosas: de si la relación entre nosotros sigue y del feeling que haya el día de mañana entre ellos dos.

–¿Y vos estás lista para cambiar pañales?
–Yo estoy encantada con la noticia. Es más: lo supe antes que ella. Soy un poco brujilda... Un día vino a casa y le dije: “Sofi, ¿qué pensás hacer con tu carrera? Porque vos estás embarazada”. Y a los pocos días me lo confirmó.

–¿Cómo te cayó?
–Lloré, sí, lloré de la emoción tremenda que tenía. La vi tan chiquita, me recordó mucho a la época en que la tuve, cuando yo fui mamá hace 21 años... Y encima este año arrancamos las dos haciendo teatro en Buenos Aires, en distintas salas del Multiteatro: ella en Secretos entre mujeres que hacía de embarazada, y yo con Una familia poco normal, donde hago de madre disfuncional. Todo fue como muy causal. Estamos muy felices. Tengo una sensación de ternura terrible hacia ella.

–¿Cambió la relación madre-hija?
–Yo siento que hay un clic muy sutil, que se va a afianzar más cuando esté el bebé entre nosotras. Me pasó a mí cuando la tuve a Sofi. Es como que empezás a entender y a querer más a tu mamá cuando sos madre. Y de mi parte, hoy tengo una necesidad de protección muy grande hacia ella. Estamos, sutilmente, cambiando las dos la relación.

–¿Te molesta la palabra “abuela”?
–Me encanta la idea de serlo, es algo genial. Pero no me gusta la palabra en sí: es tan fea como sacrificio. Es una lástima, pero se la asocia a la vejez, a la decrepitud. Está eso de “pase, abuela... ”. ¡Un horror! Y yo no soy ni me siento ninguna de las dos cosas. Abuela no, prefiero que me llamen grand-sex-mom, ja, ja,ja, ja. ¡¿Qué sé yo?! Que él o ella –porque todavía no saben el sexo– me llame como quiera...

–¿Te imaginás llevándolo al jardín, por ejemplo?
–No fui ni a los actos del colegio de mi hija, jamás asistí a una reunión de padres... Pero quizá este bebé haga que todo cambie... ¿quién te dice? La verdad es que todavía no me imagino nada. Como Sofía me tenía prohibido hablar del tema, no me permití fantasear. No tengo idea de cómo será.

–¿Por qué hubo tanto misterio?
–Porque Sofía es una chica muy especial. Como yo elijo hablar de todo y uso a los periodistas de psicoanalistas, ella prefiere el low profile. Supongo que con el tiempo cambiará. Quizás algún día se dé cuenta de lo importante que es para una actriz que la prensa te acompañe a lo largo de tu vida y tu carrera. Pero como ella tiene su propia personalidad, prefiere hacer las cosas de esta manera, y yo se lo respeto.

–Pensar que en una época hasta se clonaban...
–Es que tiene muchos parecidos y también muchas diferencias conmigo. El rasgo más similar es que somos muy audaces y no nos callamos nada. Por eso, también nos enfrentamos tanto en un tiempo...

–¿Alguna vez te reprochó que no le hayas dado una familia?
–Me reprochó un montón de cosas, no ésa. Sin embargo, yo sé que le hubiera gustado. Si bien vivió un buen tiempo con una de mis parejas (se refiere a Luis Vadalá), nos separamos en el momento que ella más lo necesitaba. Por eso me encanta la onda de Tuñón, su chico, que es un sol, y su familia. El otro día fui a su casa y estaba la mamá de él cocinándole a Sofi y el papá cortándole el pelo a su hijo. Son amorosos y tienen esa cosa familiar que a ella le encanta, está muy acompañada por sus suegros.

–¿Y tiene ganas de casarse?
–No se lo pregunté. Lo único que te puedo asegurar es que si se casa no será para caretear nada ante nadie, sino porque lo siente. Ojalá ella arme una familia éxito, de esas eternas, y que le dure para toda la vida.

–Extraño escuchar eso en boca de la reina del “touch and go”...
–¡Pero me saco el sombrero ante esas parejas que duran sesenta años! A mí no me pasó, pero tampoco voy a hacer apología del divorcio. Adoro a los hombres: de hecho, nunca estuve sola. Pasa que cuando una relación no va, los dejo, no soy hipócrita. Por eso sigo queriendo y dándome oportunidades. La frase esa de “el que se quema con leche ve una vaca y llora” no me va. Si me gusta la leche la voy a ir a buscar, aunque me queme viva. Y esa otra de “donde hubo fuego, cenizas quedan”, tampoco. Si termino con un señor, a mí no me queda nada, porque me lo consumí todo. Por eso reincido, muto, me animo, cambio, sigo... Estando sola, siendo madre, abuela o lo que sea.

Mientras encabeza la obra éxito de su amigo Sofovich en la calle Corrientes, Moria se prepara para una nueva puesta en escena: “No fui ni a los actos del colegio de mi hija. Jamás asistí a una reunión de padres. Quizá este bebé haga que todo cambie... ¿quién te dice?”.

Mientras encabeza la obra éxito de su amigo Sofovich en la calle Corrientes, Moria se prepara para una nueva puesta en escena: “No fui ni a los actos del colegio de mi hija. Jamás asistí a una reunión de padres. Quizá este bebé haga que todo cambie... ¿quién te dice?”.

“Sofía tiene muchos parecidos y también muchas diferencias conmigo. Ojalá ella arme una familia éxito, de esas eternas, y que le dure para toda la vida”

“Sofía tiene muchos parecidos y también muchas diferencias conmigo. Ojalá ella arme una familia éxito, de esas eternas, y que le dure para toda la vida”

Tan osadas como Thelma & Louise. Hoy, “la nena” eligió otro camino: impuso su imagen en el cine argentino y no quiere saber nada de nada con los medios. “Supongo que con el tiempo cambiará. Quizá, algún día, se dé cuenta de lo importante que es para una actriz que la prensa te acompañe a lo largo de tu vida y tu carrera”, piensa Moria en voz alta.

Tan osadas como Thelma & Louise. Hoy, “la nena” eligió otro camino: impuso su imagen en el cine argentino y no quiere saber nada de nada con los medios. “Supongo que con el tiempo cambiará. Quizá, algún día, se dé cuenta de lo importante que es para una actriz que la prensa te acompañe a lo largo de tu vida y tu carrera”, piensa Moria en voz alta.

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