«A pesar de las medallas, mi familia es el mejor triunfo de mi vida» – GENTE Online
 

"A pesar de las medallas, mi familia es el mejor triunfo de mi vida"

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La antigua casona de dos pisos, anclada en el corazón del barrio de
Constitución, bien podría definirse como uno de los museos del deporte
argentino. Al entrar es imposible no toparse con algún trofeo, distinción,
diploma o medalla. Como si se tratase de una lujosa vitrina de un club deportivo
que exhibe sus mejores conquistas. Lo increíble de esta historia es que sólo una
persona es la dueña de tantos galardones: Noemí Simonetto, la mujer que en el
año 1999 fue nominada como La Atleta del Siglo por la Confederación Argentina y
Sudamericana de Atletismo. Accedió a ese honor luego de una vida dedicada al
deporte, en la que se destacó por sus récords y por sus hazañas. La máxima, sin
dudas, la consiguió hace más de medio siglo en Londres. Recién afloraba la
juventud de sus 22 años cuando en los Juegos Olímpicos de 1948 logró conquistar
la Medalla de Plata en la prueba de salto en largo con una marca de 5,60 metros.

Hoy, con 77 primaveras sobre sus espaldas, en el año en que se celebra la
XXXVIII edición de los Juegos Olímpicos de Atenas, Noemí rememora aquellos años
en que ser un deportista olímpico "era un verdadero sacrificio. No cobrábamos ni
un peso de viáticos y sólo nos pagaban los viajes al exterior. Yo, como era una
de las figuras del momento, por ahí tenía algún que otro privilegio: tal vez el
club me daba un buzo, una camiseta y un par de zapatillas con clavos, pero nada
más".

Pasta de Crac. Nació el 1º de febrero de 1926, en Avellaneda, y ya desde muy
pequeña era el orgullo de su padre, quien no se cansaba de mostrarle a las
visitas "lo alto que saltaba la nena". Hasta que un día, cuando Noemí tenía 13
años, se fue de picnic, un señor la vio saltar en una plaza y enseguida le
propuso llevarla a River: "Me probaron a la mañana y a la tarde me hicieron
desfilar con el resto de la delegación en una fiesta del club",
recuerda Noemí.
Allí estuvo un año, hasta que Independiente abrió el departamento de Atletismo y
pasó a formar parte del equipo de Avellaneda en las disciplinas de salto en
largo, 100 metros, 80 metros con vallas, 100 yardas, 60 metros y posta de 4 x
100. Lo más increíble fue que en todas batió los récords argentinos y
sudamericanos. La hazaña hizo que el 28 de diciembre de 1940, cuando sólo tenía
14 años, El Gráfico la convocara para realizar su primera tapa en la prestigiosa
revista: "Como era el día de los Santos Inocentes, en casa no lo podían creer.
Llamaron veinte veces para ver si era verdad"
, cuenta hoy mientras recuerda la
anécdota con fecha exacta y sin ayuda memoria.

Toda su vida pasó por el deporte y, como no podía ser de otra manera, en el
deporte conoció al amor de su vida: "Tenía 20 años y como Boca Juniors había
cerrado el departamento de Atletismo, muchos vinieron para Independiente. Entre
ellos estaba Ramón Portela, el hombre que se robó mi corazón"
, rememora Noemí. A
los dos años se casó con Ramón, quien años después le daría tres hijos y que
también se convertiría en su entrenador: "Como me iba tan bien, él decidió
estudiar Educación Física para poder entrenarme. Juntos formábamos una pareja
imbatible
". Y así lo demuestra el medallero sudamericano, donde todavía figura
como la segunda mujer más ganadora de la historia en el continente.

DIA DE GLORIA. Sin dudas, los Juegos Olímpicos de Londres marcaron un
antes y un después en su vida. Participó en dos disciplinas: salto con vallas y
salto en largo. En la primera, quedó descalificada en semifinales después de que
una corredora francesa se cruzara a su carril, provocándole un corte en su
rodilla. Sin querer, el accidente terminó beneficiándola, ya que le permitió
llegar a la final de salto en alto y alcanzar el medallero: "Durante 30 minutos
fui campeona olímpica, hasta que una húngara me superó por 9 centímetros".

Entonces llegaron varias distinciones pero también el final de su carrera:
"Volví de Londres y lo dejé todo. Como hacía poco que me había casado, preferí
dedicarme a mi marido y a mi casa. Abandoné cuando estaba en el mejor momento de
mi carrera. Pero, la verdad, no me arrepiento: a pesar de todas las medallas, mi
familia es el mejor triunfo de mi vida".

Recién a los 50 años volvió a la rutina del entrenamiento. Y lo hizo con tantas
ganas que otra vez comenzó a ganar y a batir récords en veteranos. Su pasión
siguió hasta los 74 años, cuando abandonó las pistas definitivamente: "Algunos
problemas de salud y las ganas de estar con mis hijos, mis nietos y mis
bisnietos me hicieron dejar. Igual soy una persona feliz y eso es lo
importante".

De todos modos, sigue vinculada al deporte como miembro del Comité Olímpico
Argentino, donde tiene guardado un lugar en el salón del museo: "Hoy me siento
bien hablando de mi pasado, pero también quiero disfrutar del presente. Por eso
los tengo que dejar. Discúlpenme, pero acaban de venir a visitarme mis bisnietos
y no me quiero perder ni un gesto, ni una sonrisa de ellos. Ahí están mis
verdaderos trofeos
".

En su casa, Noemí exhibe, entre otras, la presea de plata de Londres 1948: ella obtuvo una de las cinco medallas de deportistas argentinas en Juegos Olímpicos.

En su casa, Noemí exhibe, entre otras, la presea de plata de Londres 1948: ella obtuvo una de las cinco medallas de deportistas argentinas en Juegos Olímpicos.

Noemí compitiendo en salto en largo.

Noemí compitiendo en salto en largo.

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