Dijo Woody Allen: "En la vida hay dos cosas importantes. Una es el sexo, y la
otra… bueno, la otra no es tan importante". Allen lo dijo. Pero Sting (52) se ha
tomado la molestia de convertir la frase en una religión personal.
En rigor, no hay novedad: hace rato que el mítico cantante británico viene
hablando de las maravillas del yoga en la actividad sexual. Sin embargo, nunca
lo había puesto tan claro ni tan preciso ni tan explosivo: "Hago el amor ocho
horas seguidas, y todas las noches". Como quien dice -y el dicho está de moda-:
"¡Tomá para que tengas!".
Pero hagamos cuentas: si el día tiene 24 horas y Sting dedica ocho a toda clase
de ejercicios sexuales ("toda clase", porque ocho horas en la misma posición
pueden ser algo tediosas y provocar calambres), significa que un tercio de su
vida es sexo, y que en los dos tercios restantes debe componer, dormir, ver a
sus amigos, entrar en Internet, firmar autógrafos, pasar un domingo con la
familia, elegir su ropa, comer, discutir sus contratos. En fin: cada tanto,
salir de entre las sábanas…
Tiene nuevo disco, Sting, donde habla de sexo y otras cosas. Pero de otras
cosas, poco… Se llama Sacred loved (Amor sagrado), y aunque no faltan
descreídos, almas perdidas, chusmas irredentos que vociferan: "¡Mentira!
¡Inventó ese cuento para promocionar su disco!", este ex profesor de Educación
Física acaba de elevar su supuesta capacidad de atleta sexual al más rotundo
plano mediático. "Practico una hora y media de yoga cada día y hago el amor
durante ocho horas cada noche", desgranó, con su mejor voz y sin despeinarse,
ante las cámaras de la BBC: rebote planetario asegurado.
Pero sigamos con las cuentas, siempre implacables. Ya tenemos nueve horas y
media de dedicación ad hoc. Y el día, querido musician, se sigue acortando…
"Practico yoga desde hace quince años, y estoy más en forma que a los 18",
rubricó, ante la mirada algo atónita del entrevistador Jonathan Ross. Que,
adicto al código ver para creer, le pidió que desplegara algunos de los mágicos
ejercicios, al parecer más efectivos que un Viagra triple. El hombre puso en
marcha sus doscientos y pico de huesos y sus miles de fibras musculares, y unos
segundos más tarde estaba hecho un nudo humano. Después, cuando Jonathan Ross ya
estaba a punto de llamar al escuadrón de emergencias médicas, nuestro héroe se
estiró como cuerda de ballesta, alcanzó una elegante posición vertical, y volvió
a su asiento. Silbando, dicen.
Pero no levantemos bandera blanca, que no está muerto quien pelea. Hagamos más
cuentas. Su mujer, la actriz Trudie Styler, con quien está casado hace 21 años,
se despierta cada mañana (además de un poco dolorida), con ocho horas de su día
ya ocupadas. Y, al igual que su marido, debe dormir, rodar películas, estudiar
guiones, abrochar contratos, ver a sus amigos, dedicarle un domingo a la
familia, etcétera. A esta altura, la pregunta se torna inevitable: ¿lo disfrutan
o lo sufren? Porque al fin y al cabo, ocho horas es un horario de oficina…
Según expertos, la proeza de Sting "es sexo tántrico". Tradución para profanos:
el Tantra es una conjunción de dos voces del sánscrito que significa expansión y
liberación, nació en la India, y considera al sexo como una forma de exploración
de la espiritualidad, en clara contraposición a la cultura occidental (tan
marcada por el éxito), que considera el sexo como un medio para la eyaculación.
En el sexo tántrico, el orgasmo no queda abolido sino separado de la
eyaculación: los hombres que lo practican pueden tener varios orgasmos sin
llegar al clímax.
Ultima reflexión. Según el autoayudista Paulo Coelho, "el promedio de una
relación puramente sexual es de once minutos". ¿Sting leerá a Coelho? Difícil.
Es posible que no tenga tiempo…
…de sexo seguido que jura tener, Sting hace gimnasia yoga en la playa junto a su mujer, la actriz Trudie Styler. "Esto no es nuevo: hago yoga desde los 15 años, y estoy hecho una flecha", dice el cantante.
Sting listo para emprender su sesión de gimnasia yoga.
