“A los 50, es preferible un amor verdadero a uno pasional” – GENTE Online
 

“A los 50, es preferible un amor verdadero a uno pasional”

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Pregunta inevitable. Todos quieren saber: ¿habrá reconciliación?
Osvaldo Laport: ¿Cómo puedo contestarte si todavía no me quedó claro por qué Lucía, el personaje de María, me dejó…?
María Valenzuela: ¿Cómo no, Osvaldo? Es evidente que algo se quebró entre nosotros. Y te aviso: va a ser muy difícil remontarlo. Acá no se terminó el amor, pero nos desgastó la convivencia. Yo creo que tendrían que cambiar muchas cosas para que este matrimonio vuelva.
Osvaldo: ¿Qué cambiaría Lucía, a ver…?
María: Aceptarte a vos, Martín, un poco más como sos.
Osvaldo: Igual, no creo que mi forma de ser justifique que te hayas ido con otro. Pareciera que el culpable de todo soy yo. ¿Y vos qué? ¿Recién ahora, después de 25 años, te das cuenta de que estabas junto a un tipo de carácter podrido…?
María: ¡Pero tuvo que aparecer otro hombre para que se me despertaran cosas que tenía anestesiadas! Como, por ejemplo, salir a la vida, al mundo, laburar y tener mi independencia. ¡Y Fierrito me quiere en la casa! ¡Es más, cuando nos divorciamos te pedí el cincuenta por ciento y vos contestaste que la guita la habías ganado vos!
Osvaldo: Te recuerdo que todavía no nos divorciamos. Por ahora sólo estamos separados. Y lo de la plata es así…
María: ¡No es así! Yo dejé de trabajar, me ocupé de la casa, de la economía, de los chicos, de vos, y el cincuenta por ciento me corresponde. ¡¿O no?! Y esto ya lo hablamos. No lo vamos a discutir de nuevo ahora.
Osvaldo: ¿Y qué pasaba con la platita si era yo el que te metía los cuernos a vos?
María: Lo mismo: el cincuenta por ciento para cada uno.
Osvaldo: Y vos aceptabas así nomás que te haya defraudado... ¡Andá!

–¿Notaron que están para terapia de pareja?
Osvaldo: (Carcajadas) No lo vas a poder creer, pero con la señora María Valenzuela vamos al mismo terapeuta. Por ahora las sesiones son por separado. Pero no nos vendría nada mal pedir un turnito juntos, para discutir estos temas.
María: (Risas) ¡Era lo que nos faltaba! Por ahora dame las gracias, que a ése te lo recomendé yo.

La discusión, sin dudas, traspasó los límites entre realidad y ficción. Pero acá no hay actuación, aclaran. Es más, dicen que están dispuestos a defender la postura de sus personajes con su propia sangre. ¿Acaso quién no pasó por una situación similar?, se preguntan. Pese a todo, Laport y Valenzuela juran tener mucha química. Cuentan que desde Campeones, telenovela que protagonizaron con Soledad Silveyra, les quedó pendiente eso de volver a trabajar juntos. Y se les dio ahora, ocho años después, con Son de Fierro, la ficción más vista y exitosa de la tele. Con 152 capítulos grabados, la novela que produce Pol-ka para Canal 13 (tiene un promedio general de 23,3 puntos de rating y su pico máximo fue de 32,3), logró que muchísimas familias se identificaran con su historia: la de Martín y Lucía Fierro, un matrimonio con hijos, en apariencia muy feliz, que se ve inmerso en una crisis muy actual. Del desgaste en la pareja, la aparición de los terceros en discordia, la infidelidad, el perdón, el amor, la pasión y el sexo después de los 50 hablaron y seguirán hablando. Porque tienen 51 cumplidos y una realidad que, por momentos, se asemeja bastante a la del cuento que les tocó contar.

–Les viene costando sacarse el personaje, parece…
María: Es inevitable no descolocarte un poco. María Valenzuela, por momentos, se descoloca. Me creo la ficción. Y volver a ser yo me lleva un rato. En este último tiempo, Lucía está pasando mucha angustia, y quedo de cama. Salgo del estudio sin fuerzas para nada. Sólo quiero llegar a casa, darme una ducha y leer un buen libro que me distraiga.
Osvaldo: Es que los actores, aunque a veces lo disimulemos muy bien, somos seres humanos (risas). Y es inevitable arrastrar tus problemas personales y tus vivencias a la hora de trabajar. Es una entrega total, muy loca. Como tratamos de darle a cada escena una intensidad muy verídica, cuando la terminás ya no sabés si estás llorando de verdad o de mentira.

–¿Qué les pasa hoy por la calle?
Osvaldo: Hay situaciones muy simpáticas. Hombres que se sienten muy identificados, que confiesan que a ellos les pasó lo mismo, que su mujer los dejó por otro. Y están también los que lo niegan: los que te dicen que su mujer no, que a ellos nunca les va a pasar eso. Es muy fuerte, porque esta ficción transgredió el género: por primera vez se muestra la infidelidad del lado de la mujer. Socialmente, la mujer infiel es una pecadora y el engaño en el hombre se perdona…
María: ¿Nosotras pecamos? Si la infidelidad en la mujer está más cercana al amor... Generalmente compromete el sentimiento en la nueva relación. El hombre no. El puede vivir una noche de placer y nada más. Culturalmente es así. Pero no vamos a discutir eso. Lo que sí resulta increíble es que algunos todavía no puedan ver el gran paso que dimos en ese sentido: hoy ya ninguna acata la frase “no soy feliz pero tengo marido”. Tomamos la inteligente decisión de privilegiarnos y buscar la felicidad más allá del hombre.

–Osvaldo, defendé a tu género…
–No puedo. Tienen razón (carcajadas). Por eso tanta gente se identifica con esta historia. Para los hijos de padres separados, hombres y mujeres divorciados, la vida de los Fierro funciona como un espejo.
María: Pero ojo, porque Lucía no tiene un amante. Esa es una de las cosas que la gente confunde. Acá no hay una infidelidad física. A lo sumo, pudo haber sido emocional. Es tanta la culpa que ella siente por haberse fijado en otro hombre, que le cuenta todo al marido antes de que pase algo, y toma la valiente decisión de irse de la casa.
Osvaldo: Más allá de que exista o no la infidelidad sexual, transgredimos el género. Y aunque duela, debemos reconocer que para que exista una separación hacen falta dos. Es muy difícil echarle la culpa a alguien. No hay malos y buenos en esa historia. A veces veo la novela en casa y no sabés lo que sufre esta loca... ¡Hay que ponerse en el lugar del otro!

–¿Cómo es el amor después de los 50, cuando los hijos crecen?
María: Yo me separé legalmente del padre de mis hijos (Pichuqui Mendizábal) hace mucho tiempo. Y estoy sola, también desde hace mucho tiempo. ¿Cómo es el amor después de los 50? No lo sé... Lo puedo suponer.

–¿Y te dan ganas de volverte a enamorarte?
–Hoy me dan ganas de tener un compañero, una cosita. No pretendo sentir el cosquilleo, las mariposas en el estómago de los 20 años… ¡Hasta es peligroso! Pero me gustaría algo más relajado. Quiero un amor tranquilo y un sexo frenético (risas)
Osvaldo: Con lo del sexo frenético concuerdo, pero ¿qué es un amor tranquilo?
María: Un amor maduro, sin celos ni cuestionamientos…
Osvaldo: Sin demanda, decís.
María: ¡A esta altura, a la primera demanda, una patada en el c…! No quiero más demandas ni de tipos, ni de amigos, ni de hijos, ni de nada.

–¿Vos no tenés ningún amigo para presentarle?
María: Es canutero. No quiere.
Osvaldo: Tengo un amigo soltero…
María: ¿Un amigo soltero? ¿De qué edad?
Osvaldo: De la nuestra, 50 tiene.
María: Si tiene 50 y está soltero, humm....
Osvaldo: ¿Ves? No soy yo el que no te quiere presentar amigos. Sos vos la pretenciosa.
María: Si a esta altura no pongo un poco de pretensiones, voy muerta.

–¿Cómo es eso del amor después del amor?
Osvaldo: ¡Todo un trabajo! Pero vale la pena… Hace 27 años que estoy con Viviana (Sáez, la madre de su única hija) y no es sencillo salir ileso tras ese tiempo. Pasamos miles de crisis, con muchas idas y venidas. Si aún estamos juntos es porque sentimos que vale la pena.
María: En la pareja hay que darse una y mil oportunidades. Yo estuve 25 años casada, y antes de divorciarme legalmente lo intenté todo: pasé cien crisis, cien reconciliaciones y hasta probamos viviendo en casas separadas… Un día, ponés punto final y decís basta.

–¿Cómo sabés que llegó ese momento?
Osvaldo: Porque lo hablás, porque aún te quedan energías y ganas para la reconstrucción. Con Viviana nos separamos muchas veces, pero ésta fue la primera que estuvimos tanto tiempo viviendo en casas separadas. Superamos todos los récords: ocho meses, casi nueve, distanciados.

–¿Y quién dio el primer paso?
–Ella. Ella se fue, ella quiso volver. Lo importante es tener la madurez y la honestidad para ver si hay intención de seguir juntos o no. Hoy nos reímos de situaciones que hasta ayer fueron dramáticas. Y se nos escapa una lágrima, también el abrazo… Con Vivi sabemos que no está todo terminado, y nos vino bien esto de romper estructuras. ¿Por qué pelear para separarnos? ¿Por qué no discutir para ver si podemos seguir juntos?
María: Sobre todo a esta edad, donde uno tiene un camino recorrido y mucho más claro qué es lo que quiere y qué no para la vida y para la pareja. Hoy, de todas formas, reconozco que no es fácil encontrar un par.

–Hasta que Osvaldo decida entregar a su amigo…
Osvaldo: Lo voy a charlar con nuestro psicólogo…
María: ¿Y él qué tiene que ver?
Osvaldo: ¿Es o no es nuestra Virgencita Desatanudos…?

–La última: ¿la infidelidad tiene perdón?
María: ¡Qué difícil…! Creo que eso depende del caso. Pero sí. Si hay amor, siempre hay perdón.
Osvaldo: Totalmente, sobre todo a esta edad, en que uno está maduro. A los 50, prefiero apostar a un amor verdadero que a uno simplemente pasional. La infidelidad no mata al amor. Se perdona, o no, y punto.

En la ficción se están jugando sus 25 años de casados. La llegada de “los otros” puso en jaque a un matrimonio que parecía ideal. A los 51 años, Valenzuela y Laport aseguran que, en la vida, la infidelidad no mata al amor.

En la ficción se están jugando sus 25 años de casados. La llegada de “los otros” puso en jaque a un matrimonio que parecía ideal. A los 51 años, Valenzuela y Laport aseguran que, en la vida, la infidelidad no mata al amor.

“Para que exista una separación hacen falta dos. Es muy difícil echarle la culpa a alguien. No hay malos y buenos en esa historia”. (Osvaldo Laport)

“Para que exista una separación hacen falta dos. Es muy difícil echarle la culpa a alguien. No hay malos y buenos en esa historia”. (Osvaldo Laport)

“No pretendo sentir el cosquilleo, las mariposas en el estómago de los 20 años… ¡Hasta es peligroso! Pero me gustaría encontrar un compañero que me de un amor tranquilo y un sexo frenético”. (María Valenzuela)

“No pretendo sentir el cosquilleo, las mariposas en el estómago de los 20 años… ¡Hasta es peligroso! Pero me gustaría encontrar un compañero que me de un amor tranquilo y un sexo frenético”. (María Valenzuela)

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