A 41 años de la Guerra de Malvinas: la historia del ex combatiente que escuchó parte del partido Argentina-Bélgica en medio de un fuego cruzado – GENTE Online
 

A 41 años de la Guerra de Malvinas: la historia del excombatiente que llegó a escuchar el partido Argentina-Bélgica en medio de un fuego cruzado

Guerra de Malvinas: la historia del ex combatiente que escuchó parte del Argentina-Bélgica en medio de un fuego cruzado
Poco tiempo antes de terminar su paso por el Servicio Militar Obligatorio, Marcelo Rosasco combatió en las Islas. En diálogo con GENTE, cuenta cómo, en medio de un bombardeo, encontró una radio para escuchar un partido de la selección en el Mundial de 1982, qué regalo le hizo una kelper y qué significa para un excombatiente el gol de Diego Maradona a los ingleses. 
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El 10 de abril de 1982, Marcelo Rosasco (60, hoy periodista) estaba cumpliendo funciones administrativas dentro del Regimiento de Infantería Mecanizado 3, donde se encontraba realizando el Servicio Militar Obligatorio que tuvo lugar en Argentina entre 1901 y 1994. Para entonces, tenía 19 años recién cumplidos y atravesaba la recta final del reclutamiento. "Me faltaban tan sólo 33 días para irme de baja y volver a la vida civil. No quería saber más nada, estaba contando los días como los presos", reconoce.

Aunque días antes -el 2 de abril, para ser exactos- el gobierno de facto que gobernaba nuestro país había ordenado desembarcar en Malvinas, Marcelo estaba convencido de que, por el rol que le habían asignado dentro del Servicio, no iba a ser convocado para viajar. Sin embargo, durante la noche de aquel sábado 10 de abril todo cambiaría para siempre. Los ingleses decidieron presentarse en las Islas Malvinas con su ejército para recuperar las tierras y las autoridades de la Junta Militar que gobernaba Argentina de forma inconstitucional ordenaron ocupar las Islas con mayor cantidad de soldados.

"Esa noche, en medio de un quilombo infernal, nos dicen: 'vayan a buscar los armamentos que nos vamos todos a Malvinas'. No entendíamos nada. Para entonces, todavía no nos habían dicho que íbamos a una guerra: supuestamente nos mandaban a ocupar el territorio. Yo no fui con la idea de ir a pelear. El problema surgió cuando los ingleses avisaron que iban a venir a recuperar el lugar como sea", recuerda Rosasco.

Marcelo Rosasco, ex combatiente de Malvinas: "Cuando me dí cuenta de que estábamos en una guerra, fue una pesadilla"

–¿Cuál fue tu primera sensación cuando te enteraste que ibas a Malvinas?

–Sentí incertidumbre, porque no sabía a dónde iba. Angustia, porque no sabía cuándo y cómo iba a volver. Y, por supuesto, mucho miedo. Cuando me di cuenta de que estábamos en una guerra pensé que era una pesadilla: no sabía cuándo iba a terminar y en qué circunstancia. Además, existía una posibilidad bastante alta de que, con el correr de los días, me pudiesen matar. Todas las sensaciones peyorativas que puede sentir un ser humano estuvieron presentes. En medio de todo eso, pensás en tus seres queridos.

Para confirmar el inicio de la guerra, el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri (1926-2003) lanzó, desde el balcón de la Casa de Gobierno, una frase que anunciaría el principio del fin. "Si quieren venir, que vengan. Les presentaremos batalla". Desde ese momento, todos aquellos que estuviesen cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio -informalmente conocido como colimba- debían ir a Malvinas para defender la soberanía de las Islas.

"Cada uno de nosotros llevaba un casco, un cinturón con dos cartucheras llenas de balas, un cuchillo, una muda de ropa y un bolso de once kilos en la espalda. No teníamos nada", relata Marcelo.

Las medias que usó el ex combatiente Marcelo Rosasco durante toda su estadía en Malvinas.

"Tuvimos la suerte -o la no suerte- de escuchar que los belgas nos metieran el gol. Me acuerdo de que con mis compañeros puteábamos mientras las bombas seguían cayendo. En ese momento no nos importaba nada, estábamos mal porque estaba perdiendo Argentina"

Marcelo Rosasco, ex combatiente en la Guerra de Malvinas

–A diario suele hablarse del espíritu patriótico que tenían los soldados jóvenes...

–La camiseta la llevas puesta quieras o no. Inconscientemente lo que sentías era que estabas formando parte de una gesta histórica. Cuando escuchás los bombardeos del enemigo, o te enterás de que hay compañeros tuyos que vuelven heridos o fallecidos, asumís por completo todo lo que tenga que ver con lo patriótico, con el ser nacional y con todo aquello que no nos habían explicado en la escuela y en la vida.

Argentina-Bélgica en el Mundial de 1982, el detrás de escena de un fuego cruzado

Días antes de que finalizara el conflicto bélico entre Argentina e Inglaterra, arrancó el Mundial. La Selección -entonces dirigida por César Luis Menotti (84)- debutó contra Bélgica el 13 de junio. Escapando de un fuego cruzado, Marcelo y otros cinco compañeros encontraron una radio dentro de una trinchera. Luego de manipularla durante unos minutos, captaron una señal entrecortada: la transmisión del partido inaugural de la Selección.

"En ese lapso, tuvimos la suerte -o la no suerte- de escuchar que los belgas nos metieran el gol. Me acuerdo de que con mis compañeros puteábamos mientras las bombas seguían cayendo. En ese momento no nos importaba nada, estábamos mal porque estaba perdiendo Argentina", rememora.

–¿Qué pasó segundos antes de encontrar la radio?

–El día previo al cese del fuego fue el día de más quilombo. Me mandaron con unos 20 o 30 chicos a cargar municiones (balas, ametralladoras) para que un camión las transportase hasta donde se estaba desarrollando un conflicto y las tropas tuvieran refuerzo. Mientras tanto, donde estábamos nosotros, empezó una especie de protección para que pudiésemos hacer ese laburo. Los nuestros empezaron a tirarle a los ingleses para protegernos, los dispersaban para que no nos atacaran. En un momento, se armó un fuego cruzado y quedamos en el medio. Empezaron a caer bombas cerca nuestro y nos ordenaron que nos metiéramos en las trincheras. Me tiré con cinco compañeros en la primera que encontré. Una vez que estuvimos a salvo, empezamos a boludear porque otra no te quedaba: era rezar o hablar. Para ese entonces, ya no nos asustábamos con los bombardeos. Ahí encontramos una radio que, seguramente, algún soldado de los que vivía en esa trinchera se había afanado de la casa de un kelper.

–¿Cómo siguió tu día en combate después de haber escuchado unos minutos del partido?

–Cuando pararon los bombardeos, volvimos a nuestras posiciones y nunca me enteré ni cómo terminó el partido hasta que, al otro día, hubo cese del fuego. La radio la dejamos en la trinchera donde la encontramos. Después, pasamos la peor noche de todas: despiertos, con las bombas que nos caían cerca y la amenaza de que desembarcaran los ingleses y nos sorprendieran. Los tipos que no teníamos rol de combate nos quedamos de guardia. Si nos hubiesen atacado, nos comían en un panchito: no teníamos trabajo de tropa.

Tierra de la trinchera donde Marcelo Rosasco durmió en Malvinas.

"Empezaron a caer bombas cerca nuestro y nos ordenaron que nos metiéramos en las trincheras. Me tiré con cinco compañeros en la primera que encontré. Una vez que estuvimos a salvo, empezamos a boludear porque otra no te quedaba: era rezar o hablar"

Marcelo Rosasco, ex combatiente en la Guerra de Malvinas

–¿Qué te produjo, cuatro años después de la Guerra de Malvinas, el Gol del Siglo que Diego Maradona le hizo a los ingleses en el Mundial del '86?

Me produjo una alegría inconmensurable que pocas veces experimenté. Ese gol fue descomunal, también por lo que significó deportivamente para la Selección. Con los años, fui tomando dimensión de que Diego fue el único que se acordó de nosotros en un momento en el que el Estado no nos tenía en cuenta. De alguna manera, se acordó de los soldados con ese gol, especialmente de los chicos que murieron.

Gol de Diego Armando Maradona contra Inglaterra en el Mundial de México 1986.

Un abrigo especial para esos soldados improvisados que sufrieron el doble

Marcelo dormía en una trinchera que estaba a pocos metros de la casa de una kelper. Aunque los soldados tenían prohibido dialogar con los habitantes de las Islas porque podían ser víctimas de una operación, la corta distancia que los separaba de ellos dificultaba la situación. Aunque ya habían pasado varios días en Malvinas, gran parte de los combatientes -como Marcelo- no eran soldados de profesión. Por lo tanto, todo lo sufrían el doble.

"Estuve tres semanas apostado en la cuadra donde vivía una kelper con su marido. Salían a sacar la basura y nos empezamos a saludar. Al mismo tiempo, yo tenía que estar alerta porque ellos tenían contacto con las autoridades. Un día me invitó a pasar a la casa y le dije que no, entonces me regaló un café y al otro día se acerca, me da una bolsa y me dice 'for you'. Adentro había un sweater", recapitula.

El sweater que recibió Marcelo Rosasco de manos de una kelper, durante sus últimos días en Malvinas y aún conserva.

"Con los años fui tomando dimensión de que Maradona fue el único que se acordó de nosotros en un momento en el que el Estado no nos tenía en cuenta. De alguna manera, se acordó de los soldados con ese gol, especialmente de los chicos que murieron"

Marcelo Rosasco, ex combatiente en la Guerra de Malvinas

–¿Recordás qué te dijo la mujer cuando te entregó el sweater?

–Lo que entendí fue que ella notaba que tenía frío y que estaba expuesto, que en nuestras caras –la mía y la de mis compañeros– se reflejaba cierto miedo y tristeza. A ella y al marido le dábamos lástima porque nos veían muy jovencitos. No entendían por qué estábamos ahí, porque para ellos la milicia es profesional y tiene objetivos claros. Ese pulóver me ayudó a no pasar tanto frío los últimos días y me lo llevé puesto. Todavía lo tengo.

–¿Qué te produjo ese presente? Aunque no eran parte de la milicia, eran "del otro bando"...

–El regalo fue una de señal de que una guerra nunca es entre hombres o mujeres, sino que es entre poderes: los poderosos nos digitan, nos ensucian, nos enrostran y muchas veces compramos algo que es absolutamente inhumano.

Guerra de Malvinas, el dolor después del dolor: "Empecé a pagar con mi cuerpo y con mi cabeza"

Hoy, 2 de abril de 2023, se cumplen 41 años de la Guerra de Malvinas, fecha en la que se conmemora el Día del Veterano, Veterana y de los Caídos en la Guerra de Malvinas en homenaje a nuestros héroes y heroínas que combatieron en las Islas.

Según datos difundidos por el Ministerio de Defensa de la Nación, en las Islas desembarcaron 23.428 soldados argentinos y, 649 de ellos, murieron en combate. Además, las organizaciones sin fines de lucro que gestionan los veteranos de Malvinas contabilizan entre 300 y 500 suicidios que se produjeron al regresar.

A la izquierda, Marcelo Rosasco en el momento en el que volvió al país, el 18 de junio de 1982. Ese día se reencontró con su antigua vida al regresar a la casa familiar ubicada en el centro porteño. Pero ya no era el mismo.

"Nadie se ocupó de hacer un censo con nosotros, de ver en qué estábamos, qué necesitábamos. Esta cuestión derivó en que muchos chicos se suicidaran. Hay situaciones que todavía no se resolvieron"

Marcelo Rosasco, ex combatiente en la Guerra de Malvinas

–¿Cómo seguiste con tu vida cuando volviste de las Islas? ¿Qué fue lo que más te costó?

–Cuando volví, gracias al acompañamiento de mi familia, de mis amigos y de mí mismo (que puse una voluntad tremenda), me fui acomodando. No volví a ser el mismo en lo inmediato. Con el correr del tiempo me fue cayendo la ficha y empecé a pagar con mi cuerpo y con mi cabeza. En un primer momento, retomé Filosofía, la carrera que había interrumpido para ir al Servicio Militar Obligatorio pero cursaba de manera inestable. Esto tuvo que ver con Malvinas, tenía cierta dispersión: tenía ataques que hoy serían reconocidos como de pánico. No quería dar exámenes, sentía angustia. Un día dije 'basta, estoy sufriendo mucho' y dejé. Al tiempo me anoté en TEA, la escuela de periodismo donde me terminé recibiendo y actualmente soy docente.

–Los reclamos de los excombatientes siguen vigentes. En especial por el tema de salud...

–El reclamo sigue porque, a pesar de que se han logrado muchos beneficios, hay una deuda del Estado que continúa, sobretodo en la cuestión de salud. Durante tres o cuatro años, nuestra situación fue caótica: nadie se ocupó de hacer un censo con nosotros, de ver en qué estábamos, qué necesitábamos. Esta cuestión derivó en que muchos chicos se suicidaran. Hay situaciones que todavía no se resolvieron.

–¿Qué sentís cada 2 de abril desde que volviste?

–Siento lo mismo que con el gol de Diego. En los últimos años tuve una mayor toma de consciencia. Ahora hay un reconocimiento social, mediático y político más fuerte que antes. No puedo dejar de pensar en los chicos que murieron, muchos eran compañeros míos o conocidos. Algunas charlas –como la que estamos teniendo– te movilizan y te hacen estar vivo. Te hace estar de pie, mirar el presente y el futuro bien plantado, sabiendo que tenés que mirar para que a nadie se le ocurra volver a atravesar una situación como esa.

Fotos: Gentileza Marcelo Rosasco

Edición de video: Cris Calvani

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