21 estrellas para el SIC – GENTE Online
 

21 estrellas para el SIC

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Este año el San Isidro Club (SIC) logró levantar la copa del campeonato
oficial por vigésimo primera vez. Fue en la tarde del sábado 28
de septiembre, en su casa. Esa que sus jugadores conocen desde siempre, pero con
sus tribunas colmadas por 6000 hinchas y decoradas con banderas, papelitos, camisetas,
sombrillas, trompetas, bengalas y pelucas multicolor. El partenaire de la fiesta,
Regatas de Bella Vista, hizo todo lo que estuvo a su alcance, pero los locales,
demostrando que no por casualidad llegaron a la final con un invicto acumulado
de 29 partidos, se impusieron 16 a 10.

Mariano Díaz de Vivar, hombre
del club, con nueve años de experiencia en la primera división y
dos como capitán del equipo, asegura que una de las claves para lograr
un invicto de 30 encuentros fue tratar de "no dejarse presionar por todo
lo que se fue hablando y todo lo que significó la serie de partidos sin
perder"
.

-Parece una receta mágica.
-No, sólo
mencioné una de las partes importantes de una combinación compleja.
Cuando digo que intentamos no dejarnos presionar, me refiero a que tratamos de
tomarnos con calma lo que generábamos con nuestro invicto.

-¿Y
qué generaban?

-Que los periodistas hablaran mucho acerca de eso,
y sobre todo, que los rivales nos enfrentaran como si fuese el último partido
para ellos, a matar o morir.

-Por eso tuvieron que echar mano a la "combinación
compleja"
, de la que hasta ahora sólo me descubriste un elemento.

-Son
muchas las cosas que tienen que ver con algo así. Desde principio de año
nos planteamos el objetivo de salir campeones. Pensábamos mucho en el juego.
Recibíamos muy buena orientación de los entrenadores y los jugadores
más experimentados. Tirábamos todos para el mismo lado. Y además
el grupo estaba muy unido y sabía muy bien lo que tenía que hacer.

-¿Nada de cábalas?
-Había una muy curiosa:
los fowards se juntaban a almorzar los sábados y nunca nos invitaban a
los tres cuartos porque decían que era mala suerte. Así que teníamos
que ir después de comer.

-¿Y vos tenías la tuya?
-Siempre
tengo alguna. Las renuevo por cada campeonato. La última consistía
en llegar más temprano que el resto y dejar el auto siempre en el mismo
lugar.

-Y aunque a fin de cuentas funcionó para el equipo, te
falló un poco con el tema de la úlcera que te dejó fuera
de la semifinal.

-Sí.... arrastraba una inflamación en el
cartílago de la rodilla que se me hinchaba todo el tiempo, y tomaba antinflamatorios
para poder continuar con el entrenamiento y los partidos. Eso me produjo una úlcera
grande y sangrante en el estómago, porque la pastilla caía justo
en la cobertura menor del órgano.

-¿Fue duro verlo desde
afuera?

-¿Qué te parece? El viernes que me encontraron la
úlcera estuve llorando en casa toda la tarde. Fue el peor día de
mi vida. Incluso después del partido no pude disfrutar nada: me sentía
muy mal, enfermo, y con muchos nervios.

-¿Descartada entonces
la idea de que la úlcera se produjo por la obseción que tenés
con el rendimiento?

-Sí... (se ríe). Yo siempre fui un fanático.
Desde chico disfrutaba en los entrenamientos, pero con una seriedad tal vez aún
mayor que hoy. Una vez un entrenador de las inferiores me preguntó si estaba
bien, si tenía algún problema, porque me veía muy serio,
como enojado. Pero no pasaba nada, yo me divertía tomándomelo con
ese nivel de compromiso.

-¿Hoy también te divierte?
-Sí,
aunque esté relacionado con la responsabilidad, lo hago con pasión.
El rugby no sólo me brindó la posiblidad de vivir momentos increíbles,
también me enseñó a tener valores, me templó el espíritu.
Me quedó bien claro cuando estuve lesionado en el ´93. Sufrí
mucho, pero eso me ayudó a crecer como persona, a valorar las cosas por
lo que cuestan.

-El '93 fue también el año de tu debut
en la primera del SIC.

-Es imposible olvidarlo. Estaba tan nervioso que
el jueves me desgarré en el entrenamiento. ¡No dije nada y jugué
igual! Me tomé medio lexotanil porque me moría de los nervios, me
moría...

-A los jugadores del SIC se los reconoce por su talento,
por el gran equipo que conforman, pero también se los acusa de cierta frialdad...
de lo que popularmente se entiende como "amargura".

-Eso se
debe seguramente a que tenemos un modo distinto de disfrutar el juego. A mí
me gusta entrenar, lo vivo con ganas, y tal vez en otros clubes eso no se vive
tan así.

Quienes nos tildan de amargos creo que se refieren más
al juego, porque hace unos años el SIC no tenía un rugby vistoso.
Fue por eso que surgió el tema de la amargura. Pero para refutar esa teoría
simplemente basta ver cómo juega el SIC hoy: no basa su juego sólo
en scrum, presión y tackle, también tiene un buen ataque. Por eso
creo que lo de amargos ya no vale.... Porque además, somos los campeones.Mientras los hinchas festejan en el campo, Díaz de Vivar capitanea el delirio al ritmo del champagne.

Mientras los hinchas festejan en el campo, Díaz de Vivar capitanea el delirio al ritmo del champagne.

El broche de oro de la gran campaña fue el 16 a 10 con el que los de San Isidro vencieron a Regatas de Bella Vista. Un campeón de lujo, que no perdió ninguno de sus últimos 30 partidos.

El broche de oro de la gran campaña fue el 16 a 10 con el que los de San Isidro vencieron a Regatas de Bella Vista. Un campeón de lujo, que no perdió ninguno de sus últimos 30 partidos.

Con la satisfacción de haber alcanzado el objetivo, Mariano Díaz de Vivar (izquierda) disfruta lo que queda de la tarde junto a sus compañeros.

Con la satisfacción de haber alcanzado el objetivo, Mariano Díaz de Vivar (izquierda) disfruta lo que queda de la tarde junto a sus compañeros.

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