Matto Grosso, norte de Brasil. Sinónimo de paisajes increíbles, temperaturas agobiantes, animales salvajes, ríos transparentes y tierra -mucha tierra- colorada. Un lugar ideal para…
aventureros. Sólo para ellos. Hasta allí llegaron diez argentinos (cinco hombres y cinco mujeres) elegidos por
Mitsubishi para participar de una ya tradicional travesía, que duró 14 días y recorrió algo más de 11.000 kilómetros.
Todo el equipo -dividido en 8 camionetas: cuatro Mitsubishi Montero y otras cuatro,
Nativa- inició el largo viaje hacia la selva el 6 de julio, desde Buenos Aires.
La exuberante selva misionera, los campos cultivados en Paraguay y el verde intenso de Brasil fueron un paisaje perfecto hasta llegar al Pantanal, en Barzea Grande, en el centro de la selva más enigmática del continente.
"Esto es una locura. Nunca imaginé estar en un lugar así", dijo el neuquino Jean Pierre Martin, ganador de la aventura junto a María Magnani, de la provincia de Santa Fe. Lejos de toda civilización, sólo conectados por un sistema
GPS, un equipo de teléfono satelital, y guiados por el misionero Buby Molde, los participantes hicieron hasta lo inimaginable. Manejaron en todo tipo de superficies, bucearon, hicieron
trekking y, lo que para ellos fue lo más difícil: sobrevivir en una selva inabordable.
"La prueba la consideramos un éxito -dijo al regreso Alberto Pironti, director del equipo oficial
Mitsubishi-. Todos los participantes dieron lo mejor de sí y, para nosotros, ése fue el premio mayor …"
La soledad de una ruta, en Cuiraba, en el centro de Brasil.
Los diez argentinos que participaron de la travesía.
